Ellos mismos alertaron por teléfono del naufragio ocurrido a unas cinco millas de la playa de As Catedrais.
A punto estuvo el Cantábrico de sembrar una
segunda tragedia sobre A Mariña en las primeras horas de la noche de
ayer, tras el naufragio que vivió el Safrán en aguas del golfo de Vizcaya. Los dos tripulantes del Manuel,
una embarcación con base en el puerto de Ribadeo, consiguieron llegar a
tierra nadando después de que un golpe de mar volcara su barco cuando
pescaba robalizas.
El relato lo hace el patrón mayor de Ribadeo,
José Luis García García, que hasta hace un mes fue el propietario de
esta embarcación de artes menores que entró en servicio en 1992.
«Tiveron moita sorte»,
explicó el responsable del pósito, que fue alertado del siniestro por el
propio armador y tripulante de la lancha desde el teléfono de una
vivienda situada en la zona de Esteiro, a la que llegaron tras haber
nadado unas cinco millas aproximadamente, la distancia a tierra en la
que calculan estaba faenando el barco cuando fue batido por el mar.
Hasta allí, sobre una zona rocosa, arrastró también el mar a la propia
embarcación a última hora de la noche, según explicaron fuentes de la
Consellería de Pesca tras desplazarse al lugar.
«Acompañou a fortuna para que non lles pasara nada, e máis cando de noite non se ve nada, polo que todo se podía complicar», dijo el responsable del pósito ribadense.
José Luis García aludió a los riesgos que supone para las embarcaciones de pequeño porte como el Manuel la pesca de la robaliza, porque esta especie se encuentra «onde rompe o mar».
Ateridos y cansados por el esfuerzo, los dos
tripulantes recibieron los primeros auxilios de los propios dueños de la
vivienda, que les dieron ropa seca.
Después, además del patrón mayor y responsables
de la Consellería do Mar, agentes de la Guardia Civil les tomaron una
primera declaración sobre lo ocurrido.