Salvamento Marítimo ha anunciado el hallazgo del pecio tras la
segunda inmersión de los buzos y el rescate del cuerpo de uno de los
tres tripulantes del «Paquito Nº Dos». La «Salvamar Regulo» lo traslada a
Ribeira.
La búsqueda del bateeiro Paquito Nº Dos,
que naufragó ayer en aguas de Corrubedo cuando viajaba hacia Muros, ha
dado su fruto. En su segunda inmersión, los buzos han localizado antes
de las cuatro y media de la tarde el pecio. Y poco antes de las cinco de
la tarde Salvamento Marítimo ha anunciado el rescate del cadaver de uno
de los tres tripulantes del barco, hallado en la misma zona que el
pecio. La Salvamar Regulo traslada al cuerpo a Ribeira.
La mañana había pasado lenta, tremendamente
lenta, en Corrubedo. Nada más romper el día, empezaron a llegar
numerosas personas al entorno del faro y de todo el litoral de esta zona
de Ribeira. Se reunieron allí un buen número de medios profesionales
(desde policía y Guardia Civil hasta Protección Civil y GEAS, amén de
las lanchas y los medios aéreos de Salvamento Marítimo) pero también se
juntó un enorme ejército de voluntarios. Familiares, amigos, vecinos y
numerosas personas relacionadas con el mar acudieron a la zona. Algunos
lo hicieron con prismáticos y recorrieron las piedras para ver si
encontraban restos. Otros incluso se montaron en lanchas o barcos
privados para ayudar a peinar el mar. Y muchos otros se limitaron a
apoyar a los hijos y hermanos de los desaparecidos. En realidad, y dado
que la esperanza de encontrar con vida a los náufragos «é moi pouquiña», como decía un allegado, la zona del faro de Corrubedo se fue convirtiendo en una sala de duelo improvisada.
Un cabo y una mancha de aceite
Sobre las once de la mañana, cuando la avalancha
de personas y coches en el faro era tal que ya se había cortado el
acceso rodado, se dijo primero que se había localizado el barco. Al irse
conociendo esa novedad, no había alegría. Pero sí un cierto alivio
porque eso suponía que había más posibilidades de encontrar a los
desaparecidos. Luego se supo que, en realidad, lo que se encontró fue un
cabo que se cree que es del barco. Y también una mancha de aceite. Todo
ello en una zona próxima al faro de Corrubedo de unos 38 metros de
profundidad y en torno a una milla de la costa. El operativo de búsqueda
puso entonces toda su esperanza en los buzos. «Teñen
que baixar os submarinistas, a ver se son capaces de atopar o barco, o
que pasa que o mar está mal, a ver o que poden facer», se decía entonces en todos los corrillos.
Sobre las 13.30 horas, y tras una espera que se
hizo eterna para quienes encima de las rocas miraban una y otra vez al
mar, los buzos, tanto de Salvamento Marítimo como de la Guardia Civil,
estaban ya en las proximidades del barco preparados para actuar.
Conforme empezaron a trabajar en la zona, corrió como la pólvora la
noticia de que apareció una maquinaria propia de un barco bateeiro, lo
que podría indicar que la embarcación, efectivamente, está donde se
busca. Y, sobre las tres de la tarde, se confirmó la noticia. La
primeira inmersión de los buzos sirvió para encontrar la tolva de la
embarcación (la máquina típica de los barcos bateeiros, una especie de
embudo gigante donde se almacena el bivalvo), el rizón y también una
cantidad importante de mejillón. Eso hace que haya esperanza de
encontrar pronto el barco. Después los submarinistas volvieron a bajar y
hallaron el pecio. Y poco después los medios de rescate localizaron el
cuerpo de uno de los marineros. Se desconoce si se trata de Germán
Fernández, Santiago Blanco o Antonio Hermo.