Con el agua hasta las rodillas y los cubos en la mano, en Casar de Periedo revivieron escenas de pasados temporales. Diez vecinos vieron cómo el agua entraba en sus viviendas y una cuarta parte del pueblo se inundó. «Hubo que sacar las vacas de un establo porque corrían serio peligro», detalló el concejal de Servicios, José Luis González Conchas, que recordó que esta zona «suele inundarse cada vez que llueve mucho porque las tuberías no dan abasto».
A la localidad acudieron efectivos del 112 y de Protección Civil, así como las cuadrillas municipales del Ayuntamiento, que estuvieron achicando agua hasta las cinco de la mañana. «Aquí se recoge el agua de toda la Cuenca que viene de Virgen de la Peña, y siempre llega un momento en que los tubos no dan abasto y empieza a salir el agua de las alcantarillas hacia afuera», explicó Conchas. Los tubos que conducen el agua son demasiado pequeños «y no dan más de sí», por eso el agua siempre se desborda en esta zona del pueblo y va recorriendo varias calles hasta que llega al río Saja. Ya hay un proyecto para separar las aguas pluviales de las fecales en una primera fase y, en una segunda, construir un canal más grande para solucionar el problema.
Cincuenta intervenciones
En total, el Centro de Gestión de Emergencias 112 del Gobierno de
Cantabria coordinó, desde las 19.00 horas del sábado hasta las 7.00
horas de ayer, domingo, medio centenar de intervenciones tras recibir
163 llamadas de alerta. Un buen puñado de ellas se concentraron en Comillas. «Hemos sufrido sobre todo muchos daños materiales», explicó la alcaldesa. Se inundó sobremanera la zona del cruce de entrada al pueblo y frente al Palacio de Sobrellano, donde el agua entró en tres establecimientos públicos. En el parking de Sobrellano llegó a haber más de un metro de agua y se registraron varios argayos en la zona de Ruiseñada.
En otra parte del pueblo se reventó el asfalto y también se inundó la zona de Fuente Real. Y uno de los muros del campo de fútbol quedó totalmente destrozado. «Comillas ha salido bastante afectada del temporal», insistió Noceda.
En Cabezón de la Sal también se vio seriamente afectada la zona de La Losa y la carretera general N-634. Se desbordó el río que baja de la finca de los Obispos y el agua salió a la carretera. Asimismo, se inundaron algunos locales comerciales y el agua también entró en una casa. Más arriba, en la zona de Las Tueras, se anegó toda la plaza y algunos negocios.
El parque de bomberos de Los Corrales de Buelna también intervino para retirar unas luces de Navidad que se habían descolgado en la Avenida Cantabria. A las cinco de la madrugada los mayores problemas ya habían sido solucionados, y entonces comenzó el momento de quitar todo el barro de las calles y realizar el balance de daños.
Árboles y postes eléctricos
Las caídas de árboles en diferentes carreteras de la comunidad fueron
frecuentes durante la noche debido al viento, con rachas de hasta 90
kilómetros por hora, que azotó, sobre todo, el centro y la zona oriental
de la región. También en Santander, donde uno de los árboles del Parque
de Mesones se desplomó sobre un banco y lo destrozó. Los bomberos de la
capital también intervinieron por la caída de cascotes a la vía y de un
tejado de uralita, además de afianzar un cable eléctrico que quedó
descolgado. El viento también fue culpable de la caída de un árbol en la calzada, en la CA-523, en el tramo comprendido entre Ontón y Baltezana, en Castro Urdiales, y otro en la iglesia de Guriezo. Y de que se incendiara un poste eléctrico.
También se acumularon balsas de agua en la carretera que une Cabezón de la Sal y Cabuérniga -a la altura de Ruente-, y en la que va de Reinosa a Brañavieja -en la zona de Espinilla-. Como consecuencia de la rotura de una arqueta se anegó la CA-131 a la altura de San Vicente de la Barquera.
Además, la Guardia Civil y operarios del servicio de mantenimiento de carreteras retiraron más árboles caídos en Alfoz de Lloredo y Arredondo, e intervinieron por la acumulación de agua en la Autovía del Cantábrico -en el punto kilométrico 198, en la provincia vecina de Vizcaya- y por la presencia de nieve en la Autovía de la Meseta, a la altura de Valdeprado del Río.