Dos agentes de la Policía de Nueva York murieron tras ser tiroteados por un hombre que luego se quitó la vida y que horas antes del ataque había adelantado su intención de actuar en respuesta a la muerte de varios afroamericanos a manos de las fuerzas del orden.
Los dos policías -Rafael Ramos y Wenjian Liu- se
encontraban en el interior de su vehículo en el cruce de las avenidas
Myrtle y Tompkins en el barrio de Bedford-Stuyvesent, en el distrito de
Brooklyn, cuando el hombre se acercó y abrió fuego.
"Fueron tiroteados y asesinados sin aviso ni provocación. Fueron
simplemente asesinados. Atacados por su uniforme", señaló en una
conferencia de prensa el jefe del Departamento de Policía de Nueva York,
William Bratton.
El pistolero, identificado como Ismaaiyl Brinsley,
caminó hasta el automóvil y disparó varias veces a través de la
ventanilla delantera, alcanzando a los agentes en la cabeza, según
Bratton.
"No pudieron sacar sus armas. Probablemente, ni siquiera vieron a su asesino", añadió.
Los dos agentes fueron trasladados al hospital Woodhull, donde
fallecieron, convirtiéndose en los primeros policías muertos por
disparos en Nueva York desde 2011.
Ramos, de 40 años y origen latino, estaba casado y tenía un hijo,
mientras que Liu había contraído matrimonio hace solo dos meses,
señalaron las autoridades.
El atacante huyó de la escena y entró en una estación de metro cercana
perseguido por otros agentes, donde se suicidó con un tiro en la cabeza
en pleno andén.
Tres horas antes de actuar, Brinsley publicó en la red social Instagram
dos fotografías en las que podía verse entre otras cosas una pistola
junto a mensajes dando a entender su intención de asesinar a dos
policías a modo de venganza.
"Ellos matan a uno de los nuestros... Vamos a matar a dos de los suyos",
señalaba uno de los mensajes, acompañado por las etiquetas
#shootthepolice ("dispara a la Policía", en español) y #RIPEricGarner y
#RIPMikeBrown, en referencia a dos recientes casos de violencia policial
contra ciudadanos negros.
Brisnley, de 28 años, avisaba en Instagram de que ese podía ser su último mensaje.
El individuo había herido gravemente de bala en la madrugada del sábado a
su exnovia en Baltimore, en el estado de Maryland, a más de 300
kilómetros de Nueva York, según las autoridades.
La Policía de esa ciudad notificó al resto de fuerzas una alerta de
búsqueda y captura que llegó al Departamento de Policía de Nueva York
prácticamente en el mismo momento en el que Brinsley disparaba a los
policías en Brooklyn, indicó Bratton.
El comisionado explicó que por el momento no se tienen indicios de que
el hombre estuviese relacionado con ningún grupo terrorista, mientras
que varios medios relacionan al sospechoso con una pandilla conocida
como Black Guerrilla Family.
"Parte de nuestra investigación será determinar en lo posible cuál era su motivación", dijo Bratton.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, compareció junto al jefe de
Policía en el hospital donde fallecieron los agentes y destacó que el
ataque va contra todos los neoyorquinos y aquello que valoran.
De Blasio exhortó además a los ciudadanos a avisar a la Policía en
cuanto vean amenazas colgadas en internet o cualquier otra indicación de
un posible acto criminal.
Precisamente el alcalde ha sido criticado en las últimas semanas por
miembros de las fuerzas del orden a causa de su supuesta simpatía hacia
las protestas celebradas en la ciudad contra la violencia policial, en
especial a raíz de la decisión de un gran jurado de no imputar al agente
que en julio mató con una llave de inmovilización prohibida al
afroamericano Eric Garner.
De Blasio subrayó hoy que no es momento de hacer análisis políticos, sino de arropar a las familias de los policías fallecidos.
El líder negro Al Sharpton, que la semana pasada lideró una gran
manifestación en Washington por las muertes de afroamericanos a manos de
la Policía, condenó en un comunicado el ataque y el uso del nombre de
Garner por parte del responsable.
La presidenta del Concejo municipal, Melissa Mark-Viverito, se declaró
"horrorizada" por el ataque y pidió "tolerancia cero para cualquier acto
de violencia contra los agentes de Policía".