viernes, 7 de agosto de 2015
MAS DE 5 MIL HECTAREAS ARRASADAS POR INCENDIOS EN CACERES
El incendio que afecta a la comarca de Gata, en el norte de la región y que se declaró ayer en las proximidades de Acebo lleva quemadas ya más de 5.000 hectáreas, según el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.
Fernández Vara ha apuntado también a la mano del hombre en los cinco incendios que ha sufrido la zona este verano. "Cuando se concentran incendios en una zona muy concreta es porque la mano del hombre ha debido de tener algún tipo de intervención, porque no hace ni más calor, ni está más seca la Sierra de Gata de lo que está el resto de Extremadura".
La preocupación más inmediara ahora es si será necesario evacuar también la población de Hoyos, con más de 900 habitantes. Está decisión, que se estudia con los responsables de Protección Civil y del propio alcalde, corresponderá a los técnicos y a los profesionales en la materia
Unas 1.400 personas, según el dato facilitado por la Junta en Extremadura, han sido ya desalojadas de sus residencias esta mañana debido al fuego. Las autoridades evacuaron dos localidades: Acebo y Perales del Puerto. También dos cámpings y varias viviendas aisladas. El desalojo se produjo de madrugada en Perales del Puerto y un poco antes en Acebo. Sobre las 2:30 se decidió la evacuación debido a complicaciones en los trabajos de extinción por las fuertes y cambiantes rachas de viento.
Se habilitaron nueve autobuses de sesenta plazas cada uno, según ha informado Cruz Roja Extremadura. Para todos los vecinos de esta zona que tuvieron que dejar sus casas, se han habilitado albergues provisionales en la cercana localidad de Moraleja (el Centro de Formación Agraria, Polideporttivo y otras instalaciones municipales, precisa la Junta). Además, 14 personas mayores o con algún tipo de patología crónica fueron trasladadas al hospital de Coria. En Cáceres, las instalaciones del Cefot (Centro de Formación de Tropas) número uno estaban preparadas para albergar a 150 evacuados. A las siete y media de la mañana, Cruz Roja había censado entre los tres albergues establecidos en Moraleja a 806 personas. Han atendido durante la noche a unas 950 personas.
El municipio de Hoyos no se ha desalojado, pero sí se ha establecido en él un punto de encuentro, en el que se han reunido un buen número de vecinos para no estar expuestos a la gran humareda que hay tanto en el pueblo como en el entorno del área afectada por el fuego.
La evolución de las llamas a lo largo de la madrugada ha obligado a realizar cortes puntuales en algunas carreteras, principalmente en dos: la CC-32.3 y la EX-109. Cortes que se han extendido esta mañana. Según informa el Centro de Emergencias 112 Extremadura, se encuentran cerradas en la Ex-109 desde el cruce de la Fatela (km 60 ) hasta el límite con la provincia de Salamanca (km 68); la CC-4.1, de Perales a Hoyos; la CC-6.1, de Gata a Hoyos y la CC-72, de Perales a Cilleros.
Durante la noche, el personal sanitario ha tenido que atender a algunos heridos leves, con cuadros como intoxicación por inhalación de humo, crisis de ansiedad o lesiones oculares por culpa de las pavesas, que a primera hora de la mañana estaban muy presentes en el aire de la zona.
Durante la madrugada, el fuego, que continúa en nivel dos de alerta, cambió de dirección en varias ocasiones. En torno a la medianoche se dirigía a la provincia de Salamanca, pero en las horas siguientes viró y estuvo recorriendo distintos parajes de los montes de Acebo, Perales del Puerto y Hoyos.
A las siete de la mañana se ha celebrado una nueva reunión en el puesto de mando avanzado, que junto al Centro Operativo habilitado en Mérida, se encarga de la toma de decisiones en todo lo que tiene ver con el incendio.
Con las primeras luces, han vuelto a la zona los helicópteros e hidroaviones, que se retiraron durante la noche por la visibilidad nula, junto a los miembros del Infoex, de la Diputación de Cáceres y nuevos dispositivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME) que apoyará con 100 efectivos aproximadamente.
El peor incendio del verano
Durante el dia de ayer, participaron en el incendio más de 330 efectivos. Todos los retenes de la zona de coordinación de Gata, todos los de Las Hurdes, varios de otras comarcas de Extremadura, bomberos forestales de la provincia de Salamanca, el Sepei (de la Diputación Provincial), agentes del Medio Natural de la Junta, trece medios aéreos, la Unidad Militar de Emergencias (UME), los jefes del plan Infoex, responsables de las administraciones locales, provincial y autonómica, dotaciones de la Guardia Civil, ambulancias de Cruz Roja... Todos se juntaron ayer tarde en el monte de Acebo, en el corazón de la sierra de Gata, al norte de la comunidad autónoma. Todos con una misión compartida: echar abajo el peor incendio forestal que ha sufrido la región este verano.
Durante la tarde y el principio de la noche de ayer ya había sido necesario evacuar un monasterio budista que hay en la zona, algunas viviendas en mitad del monte y La Lalita, una finca de veinte hectáreas que alberga un centro de meditación, en el que reside gente de medio mundo que busca un lugar en el que encontrarse con uno mismo.
Espacios singulares y perfiles humanos inusuales, o sea, parte de la esencia de Gata, que destaca también por la rotundidad de su paisaje verde, aliñado por el agua fresca que forma piscinas naturales que en esta época del año se llenan de turistas. Dos de ellas, las de El Jevero y La Cervigona, también tuvieron que ser desalojadas poco después del mediodía de ayer. La Guardia Civil ordenó a quienes pasaban la mañana en la zona de baños que se fueran de allí porque así lo aconsejaba el incendio que se había declarado solo un rato antes.
Los primeros en verlo fueron dos jóvenes que iban en bicicleta. La chispa inicial saltó en una zona escondida, junto a un camino forestal cercano a esas piscinas, a un kilómetro del pueblo, aproximadamente. Visto el sitio donde todo empezó, al alcalde de Acebo, Francisco Javier Alviz, le quedaban pocas dudas del origen intencionado. Su deducción se sustentaba también en los precedentes cercanos: se trata del tercer incidente de este tipo en la zona en las últimas 48 horas (uno en el mismo término municipal y otro en la cercana Torrecilla de los Ángeles) y el quinto en los últimos días (antes los hubo en la localidad de Gata por dos veces y en Valverde del Fresno).
La proximidad de las llamas al casco urbano de Acebo movió a la Junta de Extremadura a declarar el nivel uno de peligrosidad, o sea, el procedente cuando el fuego puede afectar a bienes de carácter no forestal, como viviendas o carreteras. La actuación de tres helicópteros y varios retenes permitió a la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio dar la situación por controlada.
Un giro radical
Pero poco después, las llamas se reactivaron y el Gobierno regional tuvo que declarar de nuevo el nivel uno primero y después, el dos, necesario cuando no es suficiente con los medios humanos y materiales propios y se requieren los de otras administraciones.
Hasta la zona llegaron bomberos forestales salmantinos que trabajaron junto a los extremeños, las BRIF (Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales, del Estado) de Pinofranqueado y La Iglesuela (Toledo), cuatro hidroaviones del Ejército del Aire pilotados por el Ala 43 (con bases en Talavera la Real y Matacán, en Salamanca) y a la UME, que desde el inicio del verano mantiene un operativo en alerta ante posibles incendios en suelo cacereño, que incluye la presencia de dos militares y maquinaria en el Cefot (Centro de Formación de Tropas) de la capital de la provincia. Además, Cruz Roja desplazó hasta la comarca varias ambulancias y habilitó un albergue provisional en Hoyos para que lo utilizaran las más de doscientas personas que anoche trabajan en la extinción.
El puesto de mando avanzado -es un camión con sala para reuniones y la última tecnología en lucha contra incendios- se colocó junto a esas piscinas naturales desalojadas por la mañana, y la Guardia Civil cortó los accesos a Acebo. A dos metros de los conos naranjas y el coche y la pareja de la Benemérita que impedían el paso, un grupo de vecinos contaba los minutos para que les dieran el permiso para pasar. «Pero vamos a ver, que tengo allí a mis cabras y no se si están vivas o muertas», se lamentaba frente a los agentes Fausto Franco, que no veía a los animales desde por la mañana. «Tengo cien ovejas y catorce cabras y no sé qué habrá sido de ellas», detallaba el hombre, acompañado entre otros por su paisano Benigno Párraga, igualmente inquieto por su ganado. «Yo me he hinchado a correr», contaba el hombre poco antes de las diez de la noche de ayer.