Los estallidos, que comenzaron en un almacén de materias peligrosas de una empresa logística, sumieron a esta megalópolis en un infierno
Una cadena de explosiones gigantescas sacudió el miércoles por la noche a la ciudad china de Tianjin, a 140 kilómetros de Pekín y uno de los principales puertos del país. Al menos 44 personas han muerto y 520 se encuentran hospitalizadas, 66 de ellas en estado grave, según la última actualización de datos recogida por la agencia de noticias estatal, Xinhua. Entre los fallecidos habría doce bomberos, de los 36 que se encontraban desaparecidos. [En imágenes: Tianjin tras el infierno]
Tal y como detalló la Policía, las explosiones comenzaron a
las once y media de la noche (cinco y media de la tarde, hora
peninsular española) en la terminal de contenedores del polígono
industrial de Binhai. En concreto, en un almacén para mercancías peligrosas de
la empresa logística Ruihai, que tiene permiso para transportar dichos
materiales y mueve cada un millón de toneladas de carga. A tenor de los
medios chinos, su director ha sido detenido mientras el presidente de
China, Xi Jinping, ha ordenado una investigación para aclarar esta tragedia y castigar a sus responsables.
El tremendo estallido se propagó a otras naves colindantes,
lo que provocó más explosiones. Tal y como se ve en un impresionante
vídeo que circula por internet, hubo varias detonaciones que iluminaron el cielo
y se oyeron a diez kilómetros. Como consecuencia de la onda expansiva,
numerosos edificios sufrieron daños considerables en sus fachadas y sus
cristales volaron por los aires, provocando heridas a sus moradores.
Las explosiones desataron el pánico en la ciudad de Tianjin,
una megalópolis industrial de 15 millones de habitantes donde abundan
las refinerías y polos petroquímicos en el puerto de Panggu. Por miedo a
nuevas explosiones, muchos de sus residentes de Tianjin decidieron
pasar la noche a la intemperie, protegiéndose con máscaras ante el temor
a que hubieran liberado a la atmósfera algún tipo de sustancia química.
Sin embargo, el Gobierno aseguró que no había riesgo de nube tóxica tras la explosión.
Para apagar el incendio, que seguía humeando por la mañana,
hasta el lugar se desplazaron cientos de bomberos, muchos de ellos
incluso procedentes de Pekín. Tal y como cuentan los residentes, las
explosiones sumieron a Tianjin en un auténtico infierno.
«De repente hubo un fogonazo de una gran luz roja, y un estruendo. Y, diez segundos después, una gran ola»,
escribió en las redes sociales un usuario citado por el periódico de
Hong Kong «South China Morning Post». Según dijo a los medios locales
una mujer citada por la BBC, «hubo una gran bola de fuego y una
explosión que hizo temblar la tierra».