- Los cuatro frentes de ayer han pasado a solo uno, que pone en riesgo una de las mayores reservas regionales de hayas, robles y tejos
- Los vecinos de Ruanales pudieron pasar la noche en sus casas después de que la lengua de fuego que amenazaba al pueblo fuera controlada
Las zonas pobladas "están controladas" y que, en estos momentos, salvo un cambio en las condiciones climatológicas, no presentan riesgos. "Actualmente no hay ningún problema poblacional" y "la cuestión está salvada", aunque la situación podría complicarse con un cambio de viento, ha advertido la Administración. Con todo, y por si fuera necesario evacuar, Cruz Roja de Cantabria ha preparado el polideportivo de Polientes para servir como albergue provisional, según informa 112 Cantabria en su cuenta de Twitter.
El Ejecutivo ha precisado que de los cuatro frentes abiertos el jueves (Monte Hijedo-La Serna, Riopanero, Cejancas y Ruanales) este viernes solo hay uno, Hijedo-Riopanero, que se ha dividido en dos por razones operativas. Así, el frente norte se localiza en la zona orientada hacia el monte Hijedo, mientras el sur se orienta hacia el pueblo de Riopanero. La prioridad actualmente es neutralizar "cuanto antes" el incendio para que no afecte a la zona boscosa del monte Hijedo dada su importancia patrimonial, si bien es la más difícil de controlar por razones de ubicación y es donde el fuego está actualmente "más vivo".
Para controlar este frente trabaja un operativo compuesto por un 'bulldozer' de Castilla y León, un técnico y cinco guardias forestales de Montes de Cantabria, 9 autobombas y 65 miembros de la Unidad Militar de Emergencia (UME), una nodriza y un hidroavión del MAGRAMA. Por su parte, en la zona sur (Riopanero) están actuando una cuadrilla de Montes de cinco personas y una autobomba, una cuadrilla de apoyo de Castilla y León y las cuadrillas de la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) del MAGRAMA.
El Gobierno ha explicado en que la zona sur la situación está "más controlada" porque el fuego no avanza tanto, si bien un cambio de viento o una subida de las temperaturas podrían modificarla.
Origen del fuego
El incendio forestal se desató en los alrededores del monte Hijedo,
muy próximo al límite entre Cantabria y Burgos. Brigadas de extinción
cántabras y castellanas han trabajado durante la noche, ya que a las 21.00 horas ya se habían calcinado más de 300 hectáreas.
Pese a que al principio se localizó un solo foco en Riopanero, bastante
próximo al Centro de Interpretación Monte Hijedo, conforme pasaron las
horas el viento contribuyó a reproducir las llamas y dificultó
enormemente las tareas de extinción, además de poner en riesgo las
viviendas. El incendio se detectó algo después de las 11.00 horas, y de inmediato el Gobierno de Cantabria movilizó cuatro cuadrillas de Montes, tres guardas forestales, tres autobombas y a un ingeniero encargado de dirigir las labores de extinción. Asimismo, activó la dotación del Parque de Emergencias del 112 de Reinosa, con dos bombas, un camión nodriza y su vehículo de mando.Todos ellos actuaron coordinados con cuatro helicópteros y un hidroavión de extinción –con repostaje en el Pantano delEbro– de los servicios de emergencias de Castilla yLeón, dado que las llamas afectaron también a la provincia de Burgos.
Junto a los equipos cántabros y castellanos trabajaron también efectivos de las Brigadas de Refuerzos de Incendios Forestales, dependientes del Ministerio de Medio Ambiente, y a la zona se trasladó además el director general de Montes, Antonio Lucio, mientras los propios vecinos colaboraban con los voluntarios de Protección Civil aportando su propia maquinaria agrícola y cisternas. Todo para ayudar a la contención de las llamas en una zona muy escarpada y de difícil acceso, lo que dificultó aún más el trabajo de las distintas cuadrillas de bomberos y emergencias.
Poco después se enviaron dos vehículos pesados para habilitar cortafuegos y evitar que las llamas se extendieran por el monte, ante el riesgo de que la situación empeorara, y al final del día los equipos seguían inmersos en las tareas de extinción ante el riesgo de que el viento reavivara las llamas.