Más de 300 personas han muerto por un brote de sarampión que ha
dejado miles de enfermos en la provincia congoleña de Katanga, en el sur
de República Democrática del Congo (RDC), según un informe de Naciones
Unidas.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos
Humanitarios (OCHA) de la ONU ha alertado en un informe de una
"epidemia" sin precedentes desde hace cuatro años. El brote, ha
advertido, "está empeorando y ganando terreno".
La organización ha confirmado ya 315 muertos, pero teme que haya
cientos de fallecidos más porque apenas hay datos de zonas remotas. En
total, unas 20.000 personas habrían contraído la enfermedad,
altamente contagiosa y que puede derivar en graves complicaciones de
diarrea, deshidratación, infección respiratoria y encefalitis.
La OCHA calcula que serían necesarios más de 2,4 millones de
dólares (unos 2,1 millones de euros) para organizar una campaña de
vacunación y atender a las personas contagiadas.
El sarampión es una de las enfermedades que mejor exponen las
diferencias entre el primer y el tercer mundo. En los países
desarrollados, vacunar a un niño sólo cuesta un dólar, lo que deriva en
unas bajas tasas de mortalidad que, en las naciones más pobres, puede
dispararse hasta el 20%, según Médicos Sin Fronteras (MSF).