El Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres,
Dagrd, ordenó la evacuación inmediata del hospital del municipio de
Segovia, Antioquia, ante el inminente riesgo de caída, tras la aparición
de grietas en la estructura producidas por una explotación minera
ilegal que ya fue sellada.
El director del Departamento Administrativo del Sistema de
Prevención, Atención y Recuperación de Desastresl, Dapard, César
Hernández, expresó que el informe que se entregó “requiere que la
Alcaldía Municipal traslade lo más pronto posible la totalidad del
hospital” y las viviendas aledañas a este lugar.
La actividad minera en los alrededores del barrio Briceño está afectando
el subsuelo. Hay grietas en casi todas las casas, el hospital y el
templo.
"El agrietamiento en este sector de Segovia ya es endémico, Dios quiera
que no se convierta en un Gramalote 2", dice el padre John Patiño,
sentado en el altar de la parroquia del Santo Cristo.
Alude a la
tragedia de Gramalote, aquel pueblo de Norte de Santander derrumbado
hasta los cimientos por una falla geológica en 2010, para describir, a
modo de parábola, lo que podría suceder en el barrio Briceño de Segovia,
si las autoridades no hacen una intervención pronta y radical.
El
cura contempla la parte superior de una columna, resquebrajada por una
fisura que amenaza con alcanzar los vitrales de los ángeles. Su daño,
sin embargo, no es tan grave como el del vecino, el hospital San Juan de
Dios, donde hace dos meses las grietas se extendieron por las paredes
como los rayos en un cielo de tormenta.
Las salas de maternidad, de esterilización y de hospitalización fueron
evacuadas ante la inminencia de un desplome. A los pacientes los
reubicaron en otros salones de manera temporal, aunque podría resultar
en algo definitivo dada la severidad del problema.
Las hendiduras
empeoraron el pasado 7 de febrero, cuando un temblor de 5,4 grados en
la escala de Richter, con epicentro en la lejana Santander, sacudió el
hospital.
"Estábamos aquí cuando empezó el sacudón. La gente de
hospitalización sintió miedo y se dispersó, los otros fuimos a los
puntos de evacuación", cuenta Wilfrido Gómez, el jefe de Enfermeros. "Cuando regresamos, nos dimos cuenta de que la pared se abrió más".
El
movimiento telúrico sorprendió al padre John en su casa. Vio que el
cableado eléctrico de la cuadra se tambaleaba y corrió a la iglesia por
puro instinto. "¡Se acabó de partir eso…", pensaba en la carrera,
recordando la fisura de la columna. Mas su Patrón, cree, le echó una
mano desde el cielo, y el concreto resistió.
El pronóstico del
centro médico, en cambio, es reservado y con tendencia a terminal.
"Remodelar estas partes del hospital, en estas condiciones, es
imposible", se lamenta el gerente Luis Genez, en un recorrido por
los pasillos fisurados y los cuartos desalojados. Hay huecos que
atraviesan paredes de arriba a abajo y dejan ver las caras preocupadas
de la gente al otro lado del ladrillo.
La edificación fue
construida en tres etapas, comenzando hace 75 años. Las primeras bases,
que son el 70% de la estructura, se levantaron sin las debidas normas
urbanísticas, ni estudio de suelos ni sismorresistencia, según un
informe de la Gerencia entregado al Concejo Municipal (28/1/14).
Y
así, viejo y destartalado, es el principal centro médico para unas
50.000 personas, incluyendo a la población flotante que llega a Segovia
buscando hallar la fortuna en una pepita de oro. Atiende en promedio
tres partos diarios y 2.496 consultas médicas al mes.
Pero no es por antiguo que el hospital se está despedazando. El barrio
Briceño padece del mismo mal. La causa verdadera todo el mundo la
conoce, aunque pocos vecinos la denuncian por miedo: la minería ilegal,
riqueza y al mismo tiempo maldición de Segovia.