Cinco niños de un grupo scout de Madrid y un monitor, heridos leves a causa de un alud en los Picos - Los dos cuidadores parapetaron a los pequeños tras sus mochilas para protegerlos de la avalancha - Carlos León, único adulto herido, pasó la noche en el refugio de Urriellu junto con los siete ilesos
Caían miles de piedras, pero supimos actuar y, por supuesto, tuvimos suerte", señaló ayer Carlos León, uno de los dos monitores que acompañaban a un grupo de doce scouts madrileños, de entre 7 y 14 años, que a primera hora de la tarde de ayer fue sorprendido por un alud de lodo y piedras mientras realizaba una travesía por los Picos de Europa. Lo que iba a ser una aventura de verano acabó con seis heridos leves, cinco niños y el propio Carlos León, madrileño con raíces familiares en Gijón, donde veranea, a quien tuvieron que aplicar cinco puntos de aproximación en un gemelo, afectado por un profundo corte.Los cinco pequeños que resultaron contusionados en el paraje conocido como garganta de los Boches fueron evacuados junto con una monitora en helicóptero hasta Fuente Dé (Cantabria), recibieron asistencia en un primer momento en el centro de salud de Potes y fueron posteriormente trasladados a dos centros hospitalarios de Santander. Una de las niñas heridas podría tener una pierna rota; el resto, policontusiones, magulladuras y síntomas de hipotermia. Los siete niños que resultaron ilesos y Carlos León pasaron la noche en el refugio de Urriellu, con la idea de continuar el viaje hoy a pie hasta Bulnes si el monitor puede caminar. En caso contrario, los ocho serán evacuados en helicóptero hasta Poncebos, donde los espera el autobús del grupo. El relato del monitor deja claro que la tragedia rondó a los excursionistas, pertenecientes al Grupo Scout San Agustín-Los Negrales, de Villalba (Madrid). "Ocurrió de repente, en medio de la tormenta. Un río de agua, lodo y piedras nos cerró el paso. Acababa de pasar por allí sin problema una niña, pero la que iba justo detrás ya no pudo hacerlo. La pequeña, otros niños y yo dimos la vuelta e intentamos cruzar por otro camino, pero empezó un desprendimiento y nos pilló en medio. Los niños resbalaron y tuvimos que taparlos con las mochilas, porque no dejaban de caer piedras. Tuve que sacarlos de allí uno a uno hasta un lugar seguro. Un cúmulo de circunstancias evitó una tragedia: supimos actuar y, por supuesto, tuvimos suerte", relató Carlos León ya en el refugio de la vega de Urriellu, donde él y los siete ilesos pasaron la noche.
El monitor, con experiencia en los Picos, rememoró que tras alejarse de la zona del argayo dejó de llover. Entonces los cuidadores ayudaron a los niños, aún asustados, a ponerse ropa seca y se sentaron a esperar a los equipos de rescate. Un montañero que pasó por la garganta de Los Boches dio el aviso en el refugio de la vega de Urriellu y desde allí se alertó a las autoridades, que actuaron de inmediato.