Choques entre policías y miles de personas que quieren salir de Katmandú
La tensión y la ira crecen entre la población de
Nepal ante la ineficacia del Gobierno para atajar la grave crisis
humanitaria en el quinto día después del terremoto de magnitud 7,8.
Personas agotadas y desesperadas por salir del caos de Katmandú se
enfrentaron con la policía antidisturbios, mientras los habitantes de
zonas remotas como Gorkha piden ser evacuados en cuanto ven un
helicóptero de rescate.
La ONU pidió ayer 415 millones de dólares (380
millones de euros) de ayuda urgente para los damnificados por el seísmo,
a la vez que advirtió de que un reparto desigual de los suministros
eleva el riesgo de enfrentamientos entre los damnificados. Según la
Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA),
ya se produjeron algunas disputas por el agua potable. Un grupo cerró el
paso de un camión cargado con botellas de agua antes de subirse a su
parte trasera y empezar a tirar botellas a la multitud.
La policía antidisturbios tuvo que desplegarse ayer
para contener la ira de miles de personas que quieren irse de Katmandú y
no tienen cómo. Antes del amanecer se habían congregado en la estación
de autobuses para tomar uno de los vehículos prometidos por el Gobierno.
Al ver que no había autobuses se enfurecieron y se enfrentaron a la
policía, apostada tras un alambre de púas. «Llevamos esperando desde el
alba. Nos dijeron que habría 250 autobuses pero no ha llegado ninguno»,
explicó a AFP Kishor Kavre, un estudiante de 25 años
Regresar con los suyos
La mayoría lo único que quiere es regresar a sus
aldeas de origen para saber de los suyos. «No me ha sido posible
contactar con mi familia en mi aldea», dijo a Reuters Kayant Panday. «No
sé si están vivos o muertos», explica.
La frustración y el enfado dominaba ayer el ambiente
en Katmandú. Las réplicas han disminuido considerablemente pero cientos
de miles de personas siguen durmiendo en la calle. Mientras, las piras
funerarias no se detienen en el Aarya Ghat, cerca del agrietado templo
al dios Shiva.
En los distritos montañosos, la ayuda llega a cuenta
gotas. El mal tiempo y los corrimientos de tierra están dificultando la
llegada al distrito de Gorkha, donde entre 1.600 y 1.700 viviendas han
sido engullidas por la tierra. Aparatos de las fuerzas aéreas de EE.UU.
India, China e Israel se unieron a las operaciones.
El patrimonio cultural destruido del país, a expensas del pillaje
El terremoto ha supuesto un duro golpe para el
importante patrimonio cultural de Nepal. El pillaje es otro problema
añadido, y algunas oenegés ya han denunciado que la gente comienza a
vender piezas de los templos derruidos.
En el corazón de Katmandú, la capital del país,
muchos de los templos y estatuas construidos entre el siglo XII y XVIII
por los antiguos reyes de Nepal se derrumbaron. La torre Dharahara, de
nueve pisos, una de las principales atracciones turísticas de la ciudad
con los 200 escalones de su escalera en espiral, quedó reducida a
escombros cuando el suelo tembló el sábado.
Pero la destrucción no solo se produjo en Katmandú
sino también en Patan y Bhaktapur, dos ciudades que fueron reinos antes
de la unificación de Nepal y tienen numeroso palacios. Templos y plazas
históricas de esas dos localidades han resultado gravemente dañadas.
También se ha visto afectado el pueblo de Lumbini, donde Buda nació hace
2.600 años y que forma parte de la lista de patrimonio mundial de la
Unesco.
La Unesco está intentando evaluar los daños de todos
esos monumentos históricos. Según P.D. Balaji, jefe del departamento de
historia y arqueología de la Universidad de Chennai, en la India, es
poco probable que los edificios dañados puedan ser reconstruidos. «Lo
que puedo decir es que es una pérdida irreparable para Nepal y para el
resto del mundo. La restauración completa no es posible teniendo en
cuento el gran daño de los emplazamientos históricos de Nepal», asegura.
