Los técnicos barajan anclajes, resina de dilatación o voladuras controladas como métodos para evitar desprendimientos.
Los trabajos de inspección de la zona derrumbada del macizo de Cortes de
Pallás se han topado con un problema cada vez más inquietante. La
presencia de una grieta en una zona rocosa situada justo encima de la
afectada por el derrumbe de la semana pasada preocupa a los técnicos
encargados de dictaminar cuál es el estado de la montaña, limpiar la
zona afectada y devolver especialmente la normalidad a la CV-428, la
única vía de acceso al municipio valenciano. Fuentes municipales
confirmaron que la inestable masa rocosa «inquieta a los especialistas»,
ante el riesgo de que pueda producirse un nuevo desprendimiento. Ello
hace muy arriesgado trabajar en la zona de la carretera comarcal
afectada por el derrumbamiento, cuestión imprescindible para iniciar el
retorno a la normalidad del macizo de Cortes, los residentes en el
pueblo y los trabajadores de la central hidroeléctrica de Iberdrola.