Parte de la planta química del este de China que
sufrió una explosión e incendio el pasado lunes sigue en llamas esta
mañana, después de que los bomberos dieran ya por extinguidos dos
incendios, confirma hoy la agencia oficial Xinhua.
La
planta, "Dragon Aromatics" en la ciudad de Zhangzhou (provincia
oriental de Fujian), sufrió una explosión al parecer, por un derrame de
petróleo en una instalación de xileno, según las primeras
investigaciones.
El lunes se desató un nuevo incendio de grandes
proporciones que los bomberos no consiguieron dar por extinguido hasta
21 horas después, si bien al poco tiempo volvieron a resurgir las
llamas, de unos cien metros de altura.
Un equipo de
600 bomberos consiguió apagar este segundo incendio en la noche del
martes al miércoles, pero el fuego volvió a resurgir de madrugada.
Según explica Xinhua, algunos residuos que se encontraban en uno de los
tanques de almacenamiento de petróleo de la planta se prendieron al
entrar en contacto con el aire.
Más de 170 camiones
de bomberos se han desplazado al lugar para poner fin al accidente, que
ha avivado los temores sobre la seguridad pública y las consecuencias
medioambientales de proyectos petroquímicos.
Al menos
seis personas han sido hospitalizadas por heridas sufridas por la
explosión, según datos oficiales, mientras medios independientes señalan
que otras 13 sufrieron heridas menores.
Los residentes cercanos a la planta fueron traslados a 18 kilómetros del lugar de la explosión, según señalaron medios locales.
Tras la explosión el domingo y después de numerosas horas sin que se
extinguiera el primer incendio, las autoridades decretaron una alerta
química en la zona el martes.
Expertos trasladados al
lugar aseguraron ayer que no hay rastro de fugas químicas en las
localidades cercanas a la planta, si bien desde Greenpeace señalaron que
habría que esperar seis meses para determinar si existe algún tipo de
contaminación medioambiental, como la polución de las aguas
subterráneas.
Según precisó Ma Tianjie, director de
programas de Greenpeace Pekín al diario South China Morning Post, "los
proyectos petroquímicos en China son generalmente muy grandes, así que
un accidente puede provocar daños muy graves".
Se
trata del segundo suceso que ocurre en este planta, después de que en
julio de 2013 sufriera una explosión, no obstante, sin víctimas ni fugas
químicas.
Las instalaciones son propiedad del grupo petroquímico taiwanés Xianglu, un importante productor de paraxileno.
El paraxileno -un producto químico utilizado en la fabricación de ropa
de poliéster y botellas de plástico- es peligroso si se inhala o se
absorbe por la piel, y puede dañar los órganos abdominales y el sistema
nervioso.
En un principio, la fábrica iba a ser
construida en la ciudad costera de Xiamen, también situada en la misma
provincia, pero la compañía decidió cambiar su localización tras una
multitudinaria protesta en 2007.