La tormenta dejará intensas lluvias y arremeterá con
picos de viento de hasta 180 kilómetros por hora tras dejar cuatro
muertos en la Micronesia.
Las autoridades de Filipinas se preparan hoy ante la llegada
del tifón Maysak, que durante el fin de semana afectará al norte del país,
donde se prevé que deje intensas lluvias y arremeta con picos de viento de
hasta 180 kilómetros por hora.
El tifón, llamado Chedeng en Filipnias, se desplaza a unos
15 kilómetros por hora y tocará tierra la tarde del domingo en la costa este de
la isla de Luzón, al norte del país, según indicó el servicio meteorológico
filipino PAGASA, en su último boletín.
Las autoridades prevén que la tormenta tropical provoque
lluvias intensas en un radio de unos 150 kilómetros, por lo que alertaron del
riesgo de corrimientos de tierra y avenidas de agua, además de crecidas de 3
metros del nivel del mar en el litoral del norte de Luzon.
Entre 15 y 20 tifones recorren todos los años Filipinas
durante la temporada lluviosa, que empieza por lo general en junio y concluye
en noviembre.
El año pasado, el tifón Haiyan, uno de los más potentes de
la historia, causó 6.300 muertos, más de 1.000 desaparecidos y 14 millones de
damnificados.
Cuatro muertos en la Micronesia
Al menos cuatro personas murieron el pasado lunes a
consecuencia del paso del súper tifón Maysak por varias pequeñas islas de los
Estados Federados de Micronesia, en el Pacífico Occidental, informaron hoy
medios locales.
El Gobierno informó que las víctimas mortales fueron
registradas en el estado Chuuk, uno de los cuatro que componen Micronesia y que
cuenta con una población cercana a los 50.000 habitantes, aunque "deberá
confirmar" las informaciones, indicó el portavoz gubernamental , Marcellus
Akapito.
El Maysak, de categoría 5, golpeó a principios de la semana
directamente el estado de Chuuk y ayer arremetió contra los atolones
periféricos de Fais y Ulithi, en el estado de Yap, con vientos sostenidos de
unos 250 kilómetros por hora.
Los pronósticos indican que el Maysak está aumentando en
intensidad en su paso por las islas de Yap, que alojan a unas 1.000 personas y
se espera que sea uno de los ciclones más poderosos que se haya visto en el
noroeste del Pacífico.