El huracán, que tocó tierra el domingo en Los Cabos, derribó casas y los
muros de un OfficeMax, causó daños a varios hoteles y tiró árboles y
postes de luz en la avenida principal, que se inundó.
Residentes y turistas en la península de Baja California Sur
comenzaron a salir hoy de los refugios y a evaluar los daños causados
por el huracán Odila en el área vacacional de Los Cabos.
El
huracán, que tocó tierra la noche del domingo con categoría tres,
derribó árboles, postes de electricidad y señales de tráfico a lo largo
de la autopista principal, inundada en al menos un lugar.
Muchas
casas fueron derribadas. Los muros de un OfficeMax cayeron sobre el
estacionamiento y un supermercado quedó parcialmente destruido con los
contenidos de las estanterías desperdigados por el suelo. La marquesina
de una tienda de pinturas había perdido varias letras de su nombre
debido a los efectos del viento.
Los vestíbulos y fachadas de
varios hoteles también sufrieron daños. Las ventanas del Hotel Westin
estallaron en pedazos, barro y rocas bloquearon los accesos al Club
Regina y el Hotel Hilton sufrió daños de importancia.
En un hotel
cercano a San José del Cabo, los huéspedes tuvieron que moverse de un
refugio improvisado a la zona de almacenamiento del sótano después de
que estallaran las ventanas.
"Se trata de todo el corredor" entre San José del Cabo y el Cabo San Lucas, dijo Deneb Poli, paramédico del Meliá Cabo Real.
Afirmó
que todos los turistas alojados en el establecimiento, así como los
trabajadores se encuentran bien, pero la electricidad y las líneas
telefónicas se caen. "Hay partes de hoteles totalmente colapsadas... hay
muchos daños", dijo.
El huracán, que llegó a alcanzar la
categoría 4 y después se degradó a 2, se desplazaba sobre la península
de Baja California con vientos constantes de 175 Km/h.
El ojo del
huracán estuvo 60 kilómetros al oeste de La Paz y se movía en dirección a
norte a 26 Km/h. A media mañana del lunes había dejado de llover y el
viento había disminuido.
El periódico local Tribuna de los Cabos
informó que hubo algunos heridos por los cristales rotos, cortes de
electricidad y semáforos que dejaron de funcionar así como un incendio
en el resort Cascadas, en la playa de Médano, del que no se tienen más
detalles.
El sur de Baja California está plagado de complejos
hoteleros que se levantan entre pequeñas comunidades pesqueras y barrios
humildes. Muchas de las viviendas no están preparadas para soportar
huracanes.
Los meteorólogos predijeron una peligrosa tormenta con
grandes olas, así como intensas lluvias capaces de provocar
deslizamientos de tierra e inundaciones.
Mientras el viento
huracanado sacudía las palmeras bajo la intensa lluvia, la gente
descansaba o empleaba revistas para abanicarse en abarrotadas
habitaciones seguras. Algunos hacían crucigramas o escuchaban música en
sus teléfonos.
En un hotel cerca de San José del Cabo, la
electricidad se fue poco después del anochecer y un generador mantenía
las luces mínimas encendidas.
"Es un poco incómodo que no tengamos
otra opción que sentarnos a esperar, eso me hace sentir un poco de
miedo", explicó Denise Mellor, una turista californiana que acudió a uno
de esos refugios.
Las autoridades mexicanas evacuaron las zonas costeras y prepararon refugios para hasta 30 mil personas.
"Nos va a pegar, no arriesguen su vida", alertó Marcos Covarrubias, gobernador de Baja California Sur.
El
centro de huracanes de Estados Unidos alertó sobre posibles
inundaciones en la costa y lluvia de entre 12 y 25 centímetros, con
precipitaciones aisladas de hasta 38 centímetros.
El domingo, agentes de policía con megáfonos recorrían las zonas vulnerables en Cabo San Lucas instando a la gente a evacuar.
"Me
voy. Acá está muy peligroso. Más tarde vamos a quedar incomunicados y
mi casa de madera y lámina de cartón no va aguantar mucho", dijo Felipa
Flores, originaria del estado de Guerrero y habitante de la colonia El
Caribe, mientras guardaba sus pertenencias en una bolsa de plástico y
alistaba a sus dos hijos para irse al albergue.
Al menos 22 vuelos
fueron cancelados. Algunos turistas acamparon en el aeropuerto
internacional de Los Cabos esperando salir antes de la tormenta, pero
las instalaciones suspendieron todas sus operaciones al final de la
tarde.
Las autoridades emitieron una alerta por huracán desde
Punta Abreojos a Loreto. Se declaró alerta máxima en las zonas en el
camino de Odila o cerca, y se cerraron los puertos de Baja California.
En el Atlántico, Eduardo
alcanzó la categoría 2 de huracán a primera hora del lunes, al ganar
fuerza con vientos máximos sostenidos de cerca de 165 kilómetros por
hora, aunque permanece muy alejado de la costa y no supone ninguna
amenaza.
El centro de huracanes estadounidense señaló que el centro de Eduardo se encontraba a mil 160 kilómetros al este-sureste de Bermuda, y avanzaba hacia el noroeste a 24 kilómetros por hora.