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lunes, 22 de septiembre de 2014

SIERRA LEONA QUIERE MAS CUARENTENA

El Gobierno estudia ampliar el toque de queda después de tres días de encierro, en los que se descubrieron 92 cadáveres y 56 pacientes confirmados
Sierra Leona podría ampliar la cuarentena de tres días que terminaba ayer por la tarde en todo el país, ya que el número de enfermos y muertos por ébola no ha hecho más que aumentar y quedan todavía zonas por controlar. El esfuerzo titánico que ha llevado a cabo el Gobierno, a través de 30.000 voluntarios divididos en grupos de cuatro personas, ha tenido un saldo aterrador: se detectaron 92 cadáveres que presentaban indicios de la fiebre hemorrágica y hay 56 nuevos casos positivos según los análisis de laboratorio, aunque quedan 36 personas que están esperando el resultado.
La cuarentena impuesta en Sierra Leona terminaba en la tarde de ayer, pero «hay una posibilidad muy importante de que se amplíe», según explicaba el director del Centro de Operaciones de Emergencia, Stephen Gaojia. El COE es el organismo encargado de coordinar la respuesta contra la epidemia de ébola.
Gaojia realizó estas declaraciones a la agencia Reuters tras mantener una reunión con el presidente sierraleonés, Ernest Bai Koroma. «Aunque el ejercicio [cuarentena] ha sido un éxito rotundo hasta ahora, no ha culminado en áreas metropolitanas de Freetown y Kenema», añadió, y hay que recordar que Kenema está en la zona cero de la enfermedad, y se encuentra ubicado uno de los hospitales centrales del país para la dolencia.
La cuarentena incluía una orden dirigida a los seis millones de habitantes del país para que permaneciesen en sus casas mientras equipos de voluntarios realizaban una campaña de información y prevención -repartían jabón, por ejemplo-. También se buscaba aislar a los enfermos y recoger los cadáveres. Durante los tres días que duró la primera parte de la operación, los servicios de emergencia recibieron 123 llamadas de personas que temían estar contagiadas (56 lo estaban, 36 aún no lo descartan y el resto dieron negativo).
Sin embargo, algunos observadores independientes dudaban de la eficacia de la campaña y de la calidad del mensaje que llevaban estos voluntarios. Para la organización Human Rights Watch, esta operación parece más una «campaña publicitaria que una intervención sanitaria», según Joe Amon, su director para cuestiones de salud y derechos humanos, para quien el confinamiento no es la buena solución.