- Un helicóptero, listo para rescatar a los pasajeros cuando mejore el tiempo
- La espesura del hielo ha impedido la llegada de tres barcos rompehielos
- En el buque ruso hay 52 pasajeros -entre científicos y turistas- y 22 tripulantes
"Las condiciones meteorológicas no comenzarán a mejorar hasta este miércoles, por lo que las decisiones sobre la puesta en marcha del rescate podrán tomarse dentro de poco", ha señalado ese organismo oficial.
El día de Nochebuena, el Akademik Shokalskiy quedó bloqueado por el hielo a 100 millas náuticas (185 kilómetros) al este de la estación francesa en la Antártida Dumont D'Urville y a 1.500 millas náuticas (2.778 kilómetros) al sur de la isla australiana de Tasmania.
"Cuando quedamos atrapados en el hielo, el Shokalskiy estaba solo a 2 o 4 millas de aguas abiertas [entre 3,7 y 7,4 kilómetros]. Ahora, la distancia de hielo ha empezado a ser mayor, con continuos vientos desde el este, y el punto más cercano de salida está a 16 millas náuticas [casi 30 kilómetros]", ha escrito el líder de la expedición, Chris Turney, en el blog creado sobre este viaje (http://www.spiritofmawson.com).
A bordo viajan medio centenar de pasajeros -entre científicos y turistas- y 22 tripulantes. Según ha explicado AMSA, se planea trasladar a los 52 pasajeros al Snow Dragon, mientras que la tripulación permanecerá en el barco ruso.
Ciencia y clases de yoga, salsa y español
El barco ruso salió desde Nueva Zelanda hacia la Antártida el pasado 28 de noviembre con el objetivo de conmemorar los 100 años de la expedición al continente helado del equipo guiado por el australiano Douglas Mawson, un viaje al que sobrevivió solo uno de los expedicionarios y que permitió elaborar el primer estudio completo del continente helado.
Los datos recopilados por Mawson sirven como base de comparación a la actual misión científica organizada y liderada por Chris Turney, experto en cambio climático de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
Turney ha reconocido que esta última semana ha sido "aleccionadora", pero ha asegurado que el ánimo a bordo es bueno.
"Nos mantenemos ocupados, con dos reuniones diarias para compartir toda la información disponible, con clases variadas a lo largo del día -hacer punto, yoga, idiomas, fotografía y algunas cosas más-, mientras continuamos con el programa científico lo mejor que podemos", ha indicado Turney. Entre esas clases están las de español y salsa, que imparten dos científicas chilenas.