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miércoles, 2 de octubre de 2013

SEISMO RECORD EN DELTA DEL EBRO CREA TEMOR EN LA ZONA

La inyección de gas en el subsuelo marino frente al delta del Ebro causó el martes 1 de octubre un terremoto de magnitud 4,2, el mayor que ha habido en la zona desde que los seísmos empezaron a principios de septiembre (aún más, el de mayor intensidad en la zona desde que hay registros). Un temblor de 4,2, sin ser peligroso para las infraestructuras, ya se siente por la población, y el hecho de que fuera precedido por otros de 3,9, 3,6 y 3,2 en los días anteriores llevó a la Comunidad Valenciana a decretar el Plan de Riesgo Sísmico, en fase de seguimiento, en los municipios castellonenses de Peñíscola, Vinaròs y Benicarló, con cuyos alcaldes se reúne el miercoles 2. En la otra comunidad afectada, Cataluña, la Generalitat exigió la paralización total de actividad del proyecto Castor, y cuestionó que, como ordenó el Ministerio de Industria el 26 de septiembre, la empresa Escal UGS haya detenido efectivamente el proyecto. En España hay otros tres almacenes de este tipo, según Enagás: uno, también submarino, frente a Bermeo; otro dos entre Jaca y Sabiñánigo y, el tercero, en Brihuega. No hay constancia de problemas asociados.
El ministro de Industria, José Manuel Soria, aseguró que tiene “la constancia” de que el almacenamiento subterráneo cuenta con todos los estudios necesarios. Aun así, ha anunciado el envío de técnicos a la zona, que llegarán hoy. La empresa dijo lo mismo, y recalcó que se hicieron todos los estudios previos antes de construir el complejo, también los de las fallas en colaboración con el Instituto Geológico.
 Básicamente, el trabajo consiste en aprovechar un antiguo yacimiento de petróleo para almacenar gas. Este llega hasta la planta terrestre del almacén desde un gaseoducto de Enagás, que es el gestor técnico del sistema. Una vez allí, Escal UGS lo ingresa en el gaseoducto marino, que desemboca en el almacén marino. No se trata de llenar una especie de cueva subterránea, sino de inyectar el fluido en la roca porosa que antaño albergó el hidrocarburo, como se empapa una esponja, explica Ángel Cámara, decano del Colegio de Ingenieros de Minas.

El problema puede aparecer después, informa Emilio de Benito. “Al extraer el petróleo, la presión en la roca, que es parcialmente flexible, disminuye, y esta se contrae. Luego, al inyectar el gas, tiene que volver a expandirse, y es ahí donde hay riesgo de que se produzcan microfracturas”, añade Cámara. Esto se produce siempre que hay inyección de gas u otros fluidos, como cuando se usa el subsuelo para absorber CO2.
El delegado de la Generalitat catalana en las Tierras del Ebro, Xavier Pallarès, no descartó que una negligencia estuviera en el origen de la crisis sísmica. “El día 24 se registra el movimiento sísmico de 3,6 y este movimiento, según nos dice el Instituto Geológico de Cataluña, parece ser que se produce por inyección de gas. Son las primeras conclusiones a falta de contrastar aún”, dijo Pallarès. Tras la orden de detener la actividad, “entre los días 29 y 30 se producen terremotos por dilatación de rocas. Algo ha sucedido, puede ser por una grieta que se haya hecho más grande, por poros a través de los que se escapa el gas o porque la empresa del Castor no hizo caso a las órdenes del ministerio”, continuó. Pallarès pidió a la compañía promotora del almacén la “paralización de todos los trabajos” en el Castor y al Gobierno un estudio geológico.
Este es, según la empresa, el primer proyecto de estas características que lleva a cabo. Escal UGS insistió ayer en que el 16 de septiembre finalizaron las inyecciones de gas colchón programadas hasta la fecha. “Sigue paralizada la inyección y extracción de gas en estricto cumplimiento de las órdenes del Ministerio de Industria”, aseguró Recaredo del Potro, presidente de la compañía. Desde entonces analizan los datos en colaboración con organismos europeos. “Tanto la planta marina como la planta de operaciones terrestre están en perfectas condiciones, todo el personal sigue en sus puestos de trabajo, garantizando la seguridad y la operabilidad de las mismas”, añadió una portavoz.
“La gestión humana ha podido provocar un cambio en las propiedades elásticas de la zona. Antes el terreno podía soportarlo y ahora no, se rompe; esto podría ser el origen de la posible sismicidad inducida”, destacó Juan Rueda, jefe del Servicio de Detección Sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), aunque no puede predecir si los movimientos aumentarán. “Hay un enjambre de terremotos, no sabemos si serán de más magnitud. En esta zona no había ocurrido uno tan elevado”, dijo con cautela. La falla en cuestión no está cartografiada, pero la distribución de las réplicas es de unos 20 kilómetros, mientras que el hipocentro de los seísmos se encuentra a 3 kilómetros de profundidad, constató el IGN.

Las comparaciones con el fracking son inevitables, pero los expertos diferencian: “El fracking inyecta fluidos, el objetivo es producir la fracturación en el terreno porque así pueden vaciar con más facilidad el gas o petroleo, en cambio en el caso del almacén Castor los fluidos se están inyectando, lo que produce que se esté acercando más a la fracturación”, explicó Eulàlia Masana, profesora de Geología de la Universidad de Barcelona.
Si estas roturas de la roca no están cerca de una falla, como mucho puede haber un hundimiento, pero si hay una zona de colisión de placas, “estas hacen de espejo, propagan la fractura y aparece el terremoto”, añadió Cámara. En este caso, al tratarse de una falla submarina, si la intensidad aumentara podría haber pequeños tsunamis. Una vez detenida la inyección de gas, lo normal es que el proceso sísmico dure “pocos días”, los que tarde el suelo en asentarse, afirmó Cámara.
 Pero eso no descarta que todavía haya nuevos sustos. Según Protección Civil, la actividad sísmica en esta zona se está produciendo en una falla en el interior del mar ante la costa de Castellón, hecho que evitaría un seísmo de gran magnitud, aunque la zona es de un peligro sísmico “no menospreciable”. Por ello no se puede descartar “una tendencia creciente en la magnitud de los seísmos”. Aun así, Protección Civil trasladó un mensaje “de tranquilidad y prudencia a la población”, y se recomendó a los vecinos estar atentos a la información de autoridades y Administraciones públicas.
 En la web del proyecto Castor se especifica que el depósito (una roca porosa que tuvo el yacimiento de petróleo Amposta) tiene capacidad para 1.300 millones de metros cúbicos de gas (tres meses el consumo de la Comunidad Valenciana), pero los problemas han comenzado muy pronto: en esta primera fase la empresa había inyectado 102 metros cúbicos de gas de los 124 programados. “El calendario está paralizado a la espera de las evoluciones del informe” encargado por el Gobierno sobre los terremotos, ha confirmado la portavoz de Escal UGS
 La oleada de terremotos ha disparado el rechazo al almacén Castor, cuyas instalaciones en tierra se encuentran en Vinaròs. Más de 300 personas se concentraron el lunes por la noche frente al Ayuntamiento de esta población para mostrar su repulsa al proyecto. En la protesta participaron representantes de la Plataforma en Defensa de las Tierras del Sènia, quienes piden la paralización definitiva del almacén, y también miembros del Ayuntamiento de Alcanar. Este último consistorio siempre se ha mostrado beligerante con el proyecto Castor, argumentando que perjudica los dos motores económicos del municipio: el turismo y la pesca.
 El alcalde de Alcanar, Alfons Montserrat, denunció la falta de transparencia e información. “Los temblores ocurren cuando solo se ha inyectado una pequeña parte del gas colchón, ¿Qué pasará cuando se inyecten cantidades mayores?”, se preguntó Josep Manel Martí, responsable de Urbanismo del municipio. Vecinos y ediles recordaron que el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente no contempló los riesgos sísmicos en la evaluación medioambiental del proyecto, tal y como admitió el Gobierno el 26 de septiembre cuando el Ministerio de Industria ordenó el cese de las actividades.
En la Comunidad Valenciana, la alarma es similar a la que inquieta a los alcaldes de Cataluña. El alcalde de Vinaròs (Castellón), Juan Bautista Juan (PP), exigió ayer información sobre los riesgos reales de los seísmos atribuidos a la actividad del almacén. “Hemos pasado de la mera anécdota a tener inquietud y temor”, indicó. Los primeros movimientos en la zona se registraron en paralelo a los trabajos de inyección de gas colchón en el almacén a principios de septiembre, pero se han intensificado con la paralización de los trabajos. El regidor avanzó que mantendrá hoy una reunión con representantes del Gobierno de la comunidad, con el presidente de la Diputación, Javier Moliner, y con los alcaldes de Benicarló y Peñíscola, también afectados por los seísmos.
Bautista Juan exige que se comunique “el riesgo real” para la población y que tanto el Ministerio de Industria como la empresa Escal UGS, concesionaria del proyecto, den explicaciones de lo que ocurre. “Sobre todo, queremos que desaparezca esta inquietud”, dijo.
El alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez (PP), se manifestó en la misma línea y reclamó que “se restablezca la situación anterior”. “Antes no había seísmos y ahora tenemos uno cada pocos minutos”, apuntó. Martínez recordó que el Ayuntamiento ya se pronunció en contra de este proyecto ante la posibilidad de perjudicar el turismo que nutre la economía local.
 En España hay otros tres almacenes similares frente a Bermeo, en Jaca y en Brihuega.
Protección Civil de la Generalitat de Cataluña, a través del Centro de Coordinación Operativa de Cataluña (CECAT), está realizando un seguimiento de la evolución de los seísmos y se mantiene en coordinación permanente con los municipios afectados. Pese a que se constata un incremento de las magnitudes sísmicas registradas en las últimas horas, no han alcanzado valores que puedan provocar daños en edificios e infraestructuras, informó el organismo catalán.
La preocupación por la sucesión de seísmos llegó al Congreso. El portavoz de ERC, Alfred Bosch, pidió la comparecencia del ministro de Industria, José Manuel Soria, para que dé explicaciones. “Hemos seguido muy de cerca este proyecto porque ofrece muchas dudas tanto por los aspectos económicos como por los aspectos ambientales y sociales, y los hechos, desgraciadamente, nos stán dando la razón”, sentenció.
Ecologistas en Acción volvió a pedir la paralización del almacén Castor, como ya solicitaron en unas alegaciones presentadas en 2008. A la vez, el grupo ecologista volvió a denunciar “irregularidades” en la tramitación del proyecto. “Ponen en peligro la vida de las personas, destruyen la riqueza ambiental y paisajística de la zona afectada”, reiteró la agrupación.
Anoche, en el Observatorio del Ebro, Estefanía Blanch, física y responsable de la unidad sísmica del organismo, continuaba recabando ayer sin parar nuevos temblores mientras respondía a las preguntas de este periódico. “Ahora me está llegando uno de 0,6, antes otro de 1,4. No se sabe cuándo va a parar, hace dos días pensábamos que la actividad había cesado, y no ha sido así”, detalló mientras seguía recibiendo datos. Durante todo el día se desencadenaron alrededor de 15 pequeños seísmos, según registró el Observatorio del Ebro.
Mientras tanto, los vecinos de Alcanar continúan observando de reojo la plataforma Castor, que se alza en el horizonte y es visible desde cualquier parte de la costa de la zona. “Estaba durmiendo y me desperté con la sensación de que alguien me había movido la cama, tenemos una bomba de relojería frente a la costa”, denunció Pietat Subirats, una bibliotecaria de 47 años residente en esta población. Los temblores preocupan a los vecinos, y se han convertido en el tema estrella de las tertulias a pie de calle. “Fui a las manifestaciones en contra hace años, no sirvieron para nada, deberían pedir responsabilidades a quien autorizó esto”, agregó Joan Fibla, otro vecino de Alcanar.