"Estamos preparándonos para lo peor, pero esperamos lo mejor", ha declarado O'Farrell, según recogen los medios australianos. El primer ministro ha explicado que durante la pasada noche se han iniciado fuegos controlados contra los principales frentes para intentar frenar su avance.
Las previsiones meteorológicas apuntan a que la situación podría aún empeorar, con un incremento de las temperaturas hasta los 30 grados centígrados y fuertes vientos que podrían avivar aún más las llamas.
Los tres focos principales --dos en las montañas Azules y uno cerca de la ciudad de Lithgow-- en los próximos días podrían entrar en contacto y convertirse en un gran frente que amenazaría incluso a la ciudad de Sídney. En total, se han contabilizado 15 frentes.
Además de los cientos de personas que se han quedado sin hogar, por el momento hay que contabilizar una víctima mortal: un hombre fallecido posiblemente debido a un infarto mientras intentaba proteger su casa de las llamas.
Las autoridades consideran que están ante la situación más grave de los últimos 40 años. La gente ha recibido ya el aviso de evacuación en localidades como Bell, y parte de Bilpin. Esta última ciudad podría incluso quedar aislada durante unos días debido a los incendios. "Podremos comprender la magnitud (del incendio) cuando baje hacia Sídney. Está claro que es algo que nos preocupa", ha explicado un portavoz de los Bomberos.
En cuanto al origen de los fuegos, el Ejército investiga ya la posibilidad de que al menos uno de ellos fuera causado el miércoles por unas maniobras en las que se utilizaron explosivos cerca de la localidad de Lithgow.
