Un total de 573 personas están participando en la
jornada de hoy en el dispositivo puesto en marcha para garantizar la
seguridad de los ciudadanos y sus bienes durante la riada del Ebro en
los municipios de la Ribera Alta y la Ribera Baja de este río.
Tan sólo la Unidad Militar de Emergencias (UME) aporta
en esta jornada 417 efectivos desplegados a lo largo de la ribera del
Ebro. Junto a ellos están trabajando de forma coordinada técnicos de la
Confederación Hidrográfica del Ebro (agentes medioambientales,
ingenieros, …), Bomberos de la Diputación de Zaragoza, la empresa
pública SARGA, el Instituto Aragonés del Agua, Cruz Roja, Agentes de
Protección de la Naturaleza, Guardia Civil, Policías Locales, Policía
Nacional y las Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil, Técnicos
de Emergencias del Centro Coordinador 112 SOS Aragón, técnicos de
carreteras, trabajadores sociales del IASS y de las comarcas, psicólogos
y médicos de atención primaria y personal de enfermería.En las labores de achique, contención y vigilancia de la riada están utilizando hoy 232 vehículos entre ellos bombas de achique, camiones para el transporte de arena, bulldozer, maquinaria pesada para la reconstrucción de puentes, lanchas neumáticas, ambulancias y vehículos ligeros.
El agua sigue causando problemas en los pueblos de la ribera del Ebro, que trabajan para volver a la normalidad tras una noche más tranquila. En Boquiñeni, los vecinos volvían ayer a sus casas tras ser evacuados el pasado sábado. Durante la noche se ha seguido trabajando en la localidad para evacuar el agua, aunque "el nivel del río todavía está alto y se sigue filtrando", explica el alcalde de la localidad, Miguel Ángel Sanjuán. Los vecinos no disponen de agua potable y cuentan con cisternas para el abastecimiento, pero se espera que los análisis del agua determinen pronto su potabilidad. Además, el colegio de Boquiñeni continúa cerrado y los trabajos para su reapertura están avanzados. Está previsto que un técnico revise las instalaciones durante este miércoles para "garantizar la seguridad de los niños, que es lo más importante", indica Sanjuán.
En Pradilla de Ebro el nivel del río alcanzaba los 6,35 metros de altura a las 08.30 de este martes. "Las bombas no dan abasto, cada vez tenemos más agua en el pueblo porque el nivel del río sigue alto y no para de filtrarse", lamenta Luis Eduardo Moncín, alcalde del municipio. Los vecinos se encuentran en sus casas y los efectivos de la Diputación Provincial de Zaragoza y de la DGA trabajan contrarreloj. "Nos han comunicado que se espera un repunte en Castejón para este miércoles, así que se prevé que vuelva a subir el nivel del agua", añade el edil.
Por su parte, en Pina de Ebro comienzan a respirar tranquilos tras la desactivación del plan de evacuación. Sin embargo, continúan alerta: "Seguimos vigilantes porque el nivel del río está todavía alto", expone María Teresa Martínez, alcaldesa de Pina de Ebro. A las 00.00 de este lunes, el equipo municipal se reunió con los servicios de emergencia para evaluar la situación y una patrulla ha pasado la noche vigilando el cauce. "El agua baja, pero muy lentamente, y tenemos motas muy mojadas", explica Martínez.
En Quinto de Ebro han estado trabajando durante la noche seis camiones de la empresa pública Sarga y dos palas excavadoras para reforzar la mota, con buenos resultados, según han informado hoy fuentes del Gobierno de Aragón.
También en Gelsa, otra de las poblaciones en las que preocupaba la situación a la que ha llegado la punta de la riada a las 04.00 horas, la Confederación Hidrográfica del Ebro ha estado trabajando con maquinaria pesada en el refuerzo de la mota, en la que se ha registrado pequeñas filtraciones sin importancia.