Los mirandeses siguen sin quitar el ojo del Ebro. El río volvió a
sembrar el pánico en la localidad, sobre todo entre aquellos que viven o
tienen su negocio cerca del cauce y que todavía no se han repuesto de
la riada que hace dos semanas se llevó todo por delante. Temían que
volvieran a repetirse las mismas imágenes y la misma sensación de rabia e
impotencia al perderlo todo. Pero esta vez el Ebro se contuvo, enseñó
sus dientes aunque no mordió, anegando únicamente las zonas más próximas
al río, como son las riberas o el paseo de La Arboleda y se quedó al
límite en otras, como las calles Álava y Bilbao.
El deshielo en toda la cabecera del río unido a unas precipitaciones
moderadas provocaron un repunte en el caudal, que fue aumentando
progresivamente durante la jornada, hasta los 676,2 metros cúbicos por
segundo y una altura de 4,77 metros que se alcanzaron a las 19 horas.
Esta vez las previsiones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)
fueron más atinadas, y ya desde por la mañana el organismo ponía
sobreaviso a Protección Civil y al Ayuntamiento, alertando de una
«avenida extraordinaria» que podía alcanzar entre «700 y 800 metros
cúbicos por segundo».
Ante esta previsión, la Policía Local contactó con los vecinos y
comercios de las zonas más cercanas al río. Se avisó a los bloques del
cruce entre Ronda del Ferrocarril y la calle Arenal, en Independencia
(en la zona de La Higuera), en La Arboleda, así como en las calles Álava
y Bilbao, donde incluso se llegó a cortar la circulación. También, por
precaución, se prohibió el aparcamento en la zona, la misma que dos
semanas atrás se convirtió en una auténtica piscina que cubrió de agua
varios vehículos.
A todos los vecinos se les recomendó que sacaran sus coches de los
garajes y que tomaran precauciones en los portales y bajos. Esta vez a
nadie le pilló desprevenido, aunque muchos temían que el agua les
volviera a dejar sin suministro eléctrico. En este sentido, el
Ayuntamiento habló con Iberdrola para que controlara los centros de
transformación.
Las miradas de preocupación en torno al río aumentaban a medida que
pasaba la jornada y el agua iba cerrando los ojos de los puentes. A esto
se sumaron las precipitaciones que cayeron por la tarde, que no
hicieron sino aumentar el nerviosismo. Hora a hora el agua iba ganando
centímetros, aunque afortunadamente a partir de las 20 horas el nivel
comenzó a bajar. Algunos se fueron a casa más tranquilos; otros, sobre
todo los vecinos de la zona o los que tienen por allí una lonja
retrasaron la hora de irse a la cama hasta comprobar que, en efecto, el
río cedía.
Esta vez, sin tapón.
También los afluentes del Ebro sufrieron un repunte importante, aunque
sin consecuencias. «Esta vez creemos que no va a haber ningún tapón con
el Bayas y el Zadorra porque los ríos vienen más bajos», señalaba el
concejal de Seguridad Ciudadana, Joaquín Muñoz. El Bayas superó los 3
metros de altura (llegó a los 3,06 aunque durante la jornada bajó por
debajo de los 2.20) mientras que el Zadorra registró un pico de 2,78
metros, lo que puso en alerta a los vecinos de El Lago, que también
sacaron sus coches de los garajes ante la posibilidad de que el agua
volviera a entrar en sus casas. Sin embargo, tanto la altura como el
caudal fueron también cediendo con el paso de la jornada.
La situación sigue siendo de alerta. Según la CHE, las precipitaciones
de esta pasada madrugada junto a la fusión de la nieve todavía existente
puede conllevar nuevos repuntes de caudal para hoy, «aunque todavía no
se puede saber si superiores o no» a los que se vivieron ayer. El
Ayuntamiento mantuvo activo el operativo durante la noche, e informó de
que el agua es potable y se puede consumir con normalidad.
Pancorbo, más tranquilo.
En Pancorbo, ayer la situación estuvo más controlada tras el
desbordamiento, el pasado sábado por la noche, del río Oroncillo. El
agua se llevó parte del puente ubicado cerca del camping y causó daños y
enormes balsas de agua en la N-232, en el punto donde enlaza con la
Nacional I. La carretera ayer estuvo abierta al tráfico, aunque la DGT
recomendaba precaución ya que la circulación era complicada debido a
algunas balsas de agua.
La oficina de Viranda canalizará todas las demandas
El acto público que el Ayuntamiento había organizado para ayer por la
tarde con el fin de explicar las ayudas a las que podían recurrir los
afectados por la anterior riada tuvo que ser suspendido a última hora,
lo que generó cierto desconcierto entre los que sí se acercaron a la
Casa de Cultura. Pero la actualidad mandaba, y ayer la noticia estaba de
nuevo en el río.
La reunión se pospone, aunque el Ayuntamiento ha decidido habilitar la
oficina de Viranda, en la plaza de Santa María, para que todos los
mirandeses que han sufrido daños a causa de la crecida puedan canalizar
allí sus demandas, obteniendo información sobre las posibles ayudas a
las que pueden acogerse. Una decisión que satisface a la plataforma de
afectados por la riada, que por la mañana mantuvo su primer encuentro
con el alcalde. «Aunque llegue 16 días después y se haya perdido tiempo,
es una buena noticia. Eso era lo que nosotros pedíamos», señalaban al
término de la reunión. El colectivo, por su parte, seguirá trabajando
«haciendo un seguimiento para que esto no se olvide»
En la reunión se planteó además el caso de varias familias en paro a
las que se les ha indundado su vivienda, por lo que no disponen de
medios para alquilar otra casa hasta que puedan volver a entrar. Son
casos dramáticos que han sido derivados a Bienestar Social para buscar
una solución. «Su única vivienda no está habitable y con el agua que ha
entrado hoy (por ayer) se les ha vuelto a inundar al reventarse las
arquetas; el agua entra por los desagües».