La acumulación de combustible en una vivienda
de la calle Los Alas provocó cuantiosos desperfectos materiales y el
desalojo del edificio durante una hora.
Esta es la gráfica descripción de uno de
los vecinos de la calle Los Alas que ayer se vieron sobresaltados por
la fuerte explosión de gas que ocasionó cuantiosos desperfectos
materiales, el desalojo de todo el bloque -de cinco alturas- y un herido
con quemaduras de primero y segundo grado. Los hechos se produjeron en
torno a las nueve de la noche, después de que los vecinos llevaran unos
minutos preocupados, llamándose unos a otros, en busca del origen del
fuerte olor a gas. Antes de que lo consiguieran localizar, la explosión
se produjo en el 1ºE del número 15 de la calle, en un piso cuyas
ventanas se abren a un patio de luces interior.
El dueño de la
vivienda, R. L. M., explicó que había llegado a casa y se había dado
cuenta del olor de gas. Dentro estaba durmiendo F. V. C., de 48 años,
que llevaba un mes viviendo allí. El dueño explicó que comenzó a abrir
ventanas pero justo cuando estaba en el baño se produjo la explosión. Él
resultó ileso, pero no así F. V. C., que, según el informe de los
servicios de emergencia, presenta quemaduras de primer y segundo grado
en la cara y el dorso de las manos. Tras ser atendido por la UVI-móvil
de Avilés fue trasladado al San Agustín. Hasta nueva valoración médica,
su pronóstico es reservado.
Dos camiones de bomberos con base en
Avilés intervinieron en el suceso y describieron un panorama dantesco
en el que habían resultado muy perjudicados dos de los pisos -en el que
se produjo la explosión y el que se encontraba al otro lado del patio de
luces- y un tercero con daños menores.
Los vecinos que no
salieron alarmados a la calle lo hicieron advertidos por la Policía
Local y los bomberos. "Estábamos cenando tortilla y nos llamó la
policía, y les contestamos que nosotros no habíamos hecho nada",
apuntaron José García y María Luisa Novo. Pronto la interesección entre
las calles Jovellanos y Los Alas se convirtió en un inesperado panorama
de personas en pijama, bata y zapatillas, ancianos abrigados bajo mantas
y sonrisas nerviosas. En total, unas 40 personas aguantaron el frío en
espera de que los servicios técnicos determinaran si era posible
regresar. Finalmente, una hora después, pudieron volver a sus casas
todos excepto los tres residentes en los pisos más afectados.