El hombre, de 35 años y natural de Polanco, cayó al mar de madrugada en la Punta de Robayera
Gustavo y unos amigos aprovecharon ayer la luz de la luna llena para salir a pescar de noche y con la subida de la marea, cuando los peces pican más. Eligieron los acantilados de Miengo, una enorme pared de roca entre las playas de Usgo y Valdearenas en la que el Cantábrico golpea con fuerza. Los jóvenes, pescadores experimentados, se pusieron justo al final de la margen izquierda de la desembocadura del Pas, en la rompiente Robayera –también llamada Punta del Águila–. Allí estaban, a lo suyo, cuando un pez se resistió más de la cuenta y no pudieron cobrar la pieza. Gustavo, un chaval de 35 años de Polanco de toda la vida, bajó por las rocas poco a poco para averiguar lo que había pasado con aquel maldito pez, y cuando estaba ya cerca del nivel del mar una ola le pilló desprevenido y le tiró al mar. A la una y cuarenta minutos de la madrugada, uno de sus amigos llamó al 112 para avisar de que había un hombre en el agua.Los accidentes en el mar son los más peligrosos y los que exigen una intervención más urgente, así que el Centro de Atención a Emergencias 112 activó inmediatamente el operativo de búsqueda y mandó a los acantilados de Robayera embarcaciones de la Guardia Civil y Salvamento Marítimo –más tarde se unirían las de Cruz Roja–. Y a pesar del peligro que supone volar de noche, también se envió al helicóptero del Gobierno de Cantabria.
Buscaron por tierra, mar y aire hasta las cuatro y veinte de la madrugada, pero no consiguieron dar con Gustavo. Las labores de búsqueda se suspendieron temporalmente y se reanudaron a las ocho y media de la mañana, mientras familiares y amigos del joven desaparecido iban llegando a la zona.
Polanco se despertó con la noticia de la desaparición de Gustavo, que reside en Torrelavega pero es de una familia muy conocida en el municipio, y todo el pueblo quedó conmocionado. El joven, sin ir más lejos, había trabajado este año en el Ayuntamiento de Polanco, contratado a través del plan de empleo municipal que impulsó el Gobierno de Ignacio Diego antes de las elecciones.
Mar de fondo
La mar de fondo que predominó durante toda la jornada y que lanzaba
constantemente olas de más de tres metros contra los acantilados de
Miengo impidió la participación de los buzos de la Cruz Roja en las
labores de búsqueda. Se contactó con el Grupo Especial de Actividades
Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil en Gijón, pero cuando les
explicaron la situación coincidieron en que era inútil jugarse la vida
con la mar tan revuelta y nula visibilidad.Así que una docena de efectivos de la Cruz Roja se dedicó a peinar los acantilados por tierra mientras las embarcaciones de Guardia Civil, Salvamento y Cruz Roja recorrían la costa desde Usgo hasta Canallave.
El helicóptero del Gobierno regresó a las diez de la mañana y dedicó gran parte del tiempo de vuelo a escudriñar toda la desembocadura del Pas. En ese momento, casi en bajamar, la ría de Mogro estaba llena de bancos de arena y había que comprobar si la marea había arrastrado a Gustavo río arriba. El operador de grúa y los dos rescatadores del helicóptero se pasaron todo el tiempo de vuelo con medio cuerpo fuera de la aeronave buscando entre las olas, las rocas y los bancos de arena algún rastro de Gustavo. Cuando se acabó el combustible regresaron al aeropuerto Seve Ballesteros y fueron relevados por un helicóptero de Salvamento Marítimo llegado desde Asturias.
A media mañana, el viento sur empezó a rolar a gallego y la bruma se extendió por la Punta de Robayera, pero las labores de búsqueda continuaron hasta las seis de la tarde, cuando la visibilidad era ya prácticamente nula.
Las búsqueda de Gustavo se reanudará hoy a primera hora.