El temporal golpeó ayer con fuerza a la mitad norte de la
provincia. A la nieve -que cayó abundantemente en la Cordillera Cantábrica y
sus estribaciones y en la Demanda- se unió el intenso frío -más de 6 grados
bajo cero en algunas comarcas-, una combinación que transformó las principales
carreteras en auténticas pistas de patinaje. La borrasca no dio tregua, con
nevadas intermitentes durante toda la jornada. En las principales nacionales el
tráfico fue muy complicado y en alguna fase de la jornada hubo que prohibir,
cuando menos, el tránsito de camiones, porque en algunos momentos hubo incluso
que cortar el paso de cualquier tipo de vehículo, como en el caso de la N-623 o
la N-120 y la N-I. Por la tarde, el Subsector de Tráfico de la Guardia Civil se
vio obligado a detener la circulación en la Autovía de León (la A-231), a
petición de la provincia vecina, Palencia, que tuvo que cortar la A-67. En la
ciudad, las principales dificultades se produjeron por la tarde, pues el hielo
que se formó en muchas calles obligó a extremar la precaución a los
conductores.
A las 19,23 horas, en Busto de Bureba, ocurrió lo que más
temen los agentes del Subsector de Tráfico. Un camión se cruzó en la N-I como
consecuencia del estado deslizante del asfalto. En un principio parecía que el
mismo conductor iba a poder enderezar el rumbo y sacar del atolladero a su
vehículo y al resto de usuarios de la Nacional. Pero no fue así, con lo que
hubo que cortar totalmente la circulación en ambos sentidos, hasta la llegada
de la grúa que ayudara a desatascarlo. Esta circunstancia provocó graves
retenciones y a partir de las 21 horas, cuando se levantó la prohibición, el
avance de los coches fue muy lento. El corte de la N-I provocó que a las 20
horas fuera restringido el paso de camiones por la A-1, entre Fontioso y
Rubena, con lo que numerosos vehículos pesados quedaron parados en Aranda. Por
la mañana, una ambulancia volcaba en esta autovía, a la altura de Valdorros. No
hubo heridos, pero los bomberos tuvieron que acudir a rescatar a los ocupantes.
Pasada la medianoche de ayer, un camión articulado se salió de la vía en la
conexión de la A-1 y la N-120, a la
altura de Castañares, ocasionando daños en la señalización y en los
‘quitamiedos’ . El suceso provocó cortes
de tráfico que trató de solventar la
Guardia Civil mientras se retiraba el vehículo pesado.
La nacional que conecta Burgos con Santander, la N-623,
también fue cortada ayer en los dos sentidos, a la altura del kilómetro 90, en
Cilleruelo de Bezana. La gruesa capa de nieve que cubría la calzada impedía el
paso de cualquier vehículo, incluso con cadenas. Por la mañana hubo que
prohibir el tráfico sobre las 9 en la N-120, pues un camión se había cruzado en
Castildelgado. Los atascos también fueron importantes y después la circulación
fue bastante lenta, debido al gran número de vehículos que se quedaron
cortados. Por la tarde, casi a las 21 horas, un vehículo pesado volcó en el
mismo lugar. Su conductor tuvo que ser rescatado por otros colegas varios
minutos después del accidente, pues nadie nadie pudo llegar antes hasta él por
culpa de la nieve. Fue trasladado a Belorado.
Muchos coches se quedaron atascados y protestaron por que no fuera
prohibido el tráfico pesado en la Pedraja, «donde lo normal es que acabe
cruzándose algún camión», denunció un usuario de la vía.
Otras carreteras importantes presentaban tal cantidad de
hielo y nieve que la Guardia Civil tuvo que impedir el tráfico pesado. Fue el
caso de la N-627, la que une Burgos con Aguilar de Campoo. A partir de las 16
horas los camiones no pudieron circular en ninguna de las dos direcciones. Del
kilómetro 19 al 33, a la altura de Ubierna, las condiciones climatológicas eran
muy adversas y los turismos solo podían transitar con cadenas. Lo mismo ocurrió
en la N-232, entre Cubillos del Rojo y Soncillo, y en la N-629, en el puerto de
los Tornos, entre las localidades de Oña y Aguera.
No es una nacional, pero la CL-629 es más utilizada que
alguna de las vías de la Red Estatal, pues conecta la capital con Las
Merindades. Pues bien, el tráfico estuvo cortado durante toda la jornada en el
puerto de La Mazorra. Y los camiones no pudieron transitar en otros dos tramos,
en el Cabrio y en Bocos. En la CL-633 también fue prohibido el paso de todo
tipo de vehículos, entre Masa y Poza de la Sal. También fueron cerradas la
BU-504, entre Zangandez y Busto de Bureba, y la BU-704, a la altura de
Villalómez (cerca de Belorado), así como los puertos de Lunada, Estacas de
Trueba y la Sía. En las Merindades, en Espinosa de los Monteros, dos naves industriales
se vinieron abajo porque no pudieron soportar el peso de la nieve en sus
tejados.
En el este de la provincia otra carretera autonómica sufrió
ayer los efectos del temporal. En la CL-117, que une Quintanar con Salas, fue
prohibido el tráfico pesado por la mañana. Y durante todo el día hubo que hacer
lo propio en la BU-822 (entre Quintanar de la Sierra y Neila) y en la BU-820
(de Pineda a Riocavado).
Ante la virulencia del temporal y sus efectos en las
carreteras la Delegación de Gobierno en Castilla y León mantiene activa la fase
de alerta en Burgos. Más de 400 profesionales están movilizados por toda la
provincia, así como 98 máquinas quitanieves. Por su parte, la Junta de Castilla
y León también continúa con el Plancal y suma al operativo contra las nevadas
171 operarios y 25 máquinas.
La Agencia Estatal de
Meteorología prevé para hoy precipitaciones de nieve con acumulación de hasta
15 centímetros en la Cordillera Cantábrica, 7 centímetros en el Sistema
Ibérico, 6 centímetros en el norte y Condado de Treviño, y 4 en la meseta.
Además, pronostica rachas de viento de hasta 80 kilómetros por hora en el
Sistema Ibérico. Las temperaturas alcanzarán los 10 grados bajo cero en la
Demanda y los menos ocho en el norte. En la capital y su entorno los termómetros
llegarán a menos seis grados centígrados.. En la ciudad el hielo hizo estragos
por la tarde. Por la mañana la llegada a los polígonos, aunque lenta, no fue
problemática. Doce camiones esparcidores de sal funcionaron durante toda la
madrugada, además de 5 máquinas privadas con cuchilla. Hasta poco antes de las
19 horas, el asfalto aguantó. Pero a partir de ese momento una nube descargó
sobre la ciudad durante algunos minutos y dejó tan solo una fina capa de nieve.
Sin embargo fue letal, pues los cinco grados bajo cero con los que el
termómetro castigó a la ciudad contribuyeron a congelar las calles, que se
convirtieron en auténticas pistas de patinaje.
El tráfico se volvió casi imposible en toda la ciudad.
Suerte que para esa hora muchos burgaleses ya habían terminado su jornada
laboral y no tuvieron necesidad de coger el coche. Aun así, se produjeron
atascos en la calle Vitoria, entre la Plaza del Cid y el Corte Inglés. Además,
la Policía Local hubo de cortar el tráfico en el puente de la avenida Alcalde
Martín Cobos, en el polígono de Gamonal, pues el hielo impedía el avance de los
coches. Fue necesario enviar un camión esparcidor de sal para que lo
derritiera. Los usuarios de la ronda interior advertían de que la bajada a Villímar desde la rotonda de la
circunvalación «era como un tobogán y había que extremar la precaución». A
última hora de la tarde el Ayuntamiento de Burgos tenía que suspender el
servicio de autobuses urbanos durante algunos minutos, después de que dos
vehículos se averiaran en la carretera de Arcos y en la gasolinera de La
Ventilla.
Las placas de hielo afectaron a casi todas las calles
de la ciudad. El Consistorio priorizó el vertido de fundentes en las
principales arterias, como la avenida de Cajacírculo, avenida de Cantabria o
carretera de Logroño. Por la avenida de
Castilla y León también pasaron, pero con más retraso. A eso de las 20 horas se
produjo una colisión múltiple entre varios vehículos. Y es que las cuchillas, con el asfalto
helado, apenas surtían efecto. Las subidas al Castillo fueron cortadas al
tráfico desde primeras horas de la mañana y el plan de emergencias municipal,
con más de 250 trabajadores en alerta durante toda esta semana, seguirá también
activo durante todo el día de hoy.