Gumersindo Merino Lloreda tenía 91 años y vivía solo en un piso de la calle Floranes de Santander. En la quinta planta del número 48. En las paredes de la casa aún colgaban los diplomas que le recordaban la profesión de médico ginecólogo que ejerció antes de jubilarse. Allí, en un sillón de diseño antiguo, con traveseras de madera y cojines en la espalda, falleció la noche del pasado sábado después de que un 'purito' mal apagado, según las investigaciones policiales, provocara un pequeño incendio en el mismo sofá en el que descansaba. Apenas hubo llamas. Fue la inhalación del humo, que se originó en «mucha cantidad», explicaron los bomberos, lo que acabó con la vida de Gumersindo mientras dormía.
La primera llamada de aviso sonó en el parque de bomberos de Santander a las 22.16 horas. Al otro lado del teléfono se encontraba un vecino de la víctima, alarmado porque salía mucho humo por debajo de la puerta del domicilio de Gumersindo. Floranes se convirtió, a los pocos minutos, en un terremoto de luces y sirenas. Dos camiones de bomberos, una escala, coches de la policía local y nacional y ambulancias cortaron la calle y decenas de curiosos se arremolinaron en los alrededores. Incluso, en las redes sociales se avisaba de que algo ocurría en Floranes aunque «no huele ni se ve nada», en alusión a un posible incendio.
Los bomberos se dividieron en dos equipos. Uno entró por la puerta principal del domicilio, derribándola, y otro por una de las ventanas de la fachada que da a la calle Alonso.
Daños del humo
Una vez dentro de la casa encontraron a Gumersindo, ya sin vida, en
el sillón del salón. Apenas tuvieron que utilizar agua para sofocar el
fuego, que casi no se extendió más allá del sofá. El purito que la
víctima había dejado encendido provocó una combustión muy lenta sin
mucha llama, pero con «una gran cantidad de humo» que se propagó con
facilidad gracias a que el piso es «estrecho y profundo», según los
bomberos, y a las ventanas cerradas. Toda la parte alta del domicilio,
hacia el techo, quedó marcada por el efecto del humo, pero ninguna otra
vivienda del edificio resultó afectada por el siniestro. Tras conocer la noticia, se acercó al lugar el concejal de Policía y de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Santander, Antonio Gómez, además del hijo y la hija del fallecido y una de las dos cuidadoras que tenía Gumersindo para ayudarle en las labores diarias. El operativo policial concluyó una vez que llegaron el juez y el forense y se dio la orden del levantamiento del cadáver.