La costa de Cantabria se prepara para un temporal cuyo solo anuncio
ha dejado una indeleble sensación de 'déjà vu'. Especialmente en
Santander y Laredo, las dos ciudades más castigadas por la marea que a
principios del año pasado anegó la costa cántabra dejando importantes
destrozos y perjuicios económicos en El Sardinero y el entorno portuario
pejino. El gran coeficiente de marea conjugado con el temporal
provocará con mucha probabilidad inundaciones en la costa, pero en
ningún caso de las dimensiones de las del pasado mes de febrero, según
ha explicado César Vidal, uno de los expertos del Instituto de
Hidráulica.
«La conjunción de ambos factores -coeficiente de 107 y previsión de
oleaje de más de seis metros- puede provocar pequeñas inundaciones, pero
no como el año pasado. Entonces tuvimos un coeficiente de 118, lo que
significa casi medio metro más, y olas de siete metros, de modo que la
marea de esta semana tendrá menos efectos», explica Vidal, consciente de
que «al haber muy poca arena en El Sardinero puede haber rebase, pero
no tan acusado».
El riesgo de inundaciones afecta a toda Cantabria, especialmente a
Santander, que mira expectante al mar. Los hosteleros ultimaban ayer los
preparativos mientras el agua comenzaba a atacar el espigón del Chiqui
ante la mirada de un puñado de curiosos. El Ayuntamiento se ha puesto en
contacto con algunos de los posible afectados -aunque otros como los de
Feygón, no han recibido ninguna comunicación- y, Protección Civil ya
tiene su protocolo listo para activarse de inmediato con la colaboración
de la Policía.
El Ayuntamiento de Laredo ha desplegado una batería de protecciones de
arena en toda la playa de La Salvé. Las dunas artificiales, que se
retirarán una vez termine el riesgo de inundación, se han levantado en
los accesos peatonales, como ya se hizo en marzo de 2014 para evitar los
estragos que provocó el temporal del 2 de febrero, cuando el agua llegó
al Paseo Marítimo.
Somo se mantendrá a la expectativa, puesto que la única manera de
proteger las urbanizaciones construidas sobre la playa es depositar más
arena en la zona y confiar en que el agua no la supere. En San Vicente
de la Barquera no se esperan grandes incidencias, aunque tampoco se
pueden descartar absolutamente los desbordes y, por lo tanto, las
inundaciones en el centro, donde los hosteleros están prevenidos.
De nuevo en Santander, y de acuerdo con los antecedentes, el Cormorán
y El Parque, en plena línea de playa, son dos de las instalaciones más
expuestas. El primero ya ha adoptado medidas, mientras que el segundo,
que ya sufrió destrozos el año pasado, se encuentra cerrado por
vacaciones. Atentos permanecerán también los comercios de Feygon.
Mientras Lupa vio cómo las olas llegaban hasta la misma puerta, pero sin
entrar en el recinto, otro supermercado se vio completamente anegado.
Incrustado en los bajos del grupo, el BM ha aprendido de la experiencia y
reforzado un muro de acceso al que además acopla por la noche una
estructura que sirve de dique de contención.
Al margen de la documentación escrita recibida hace unas semanas, el
Ayuntamiento no se ha puesto en contacto con estos establecimientos, que
en cualquier caso ya conocer los protocolos de actuación. También el
Bar Fórum, en pleno Feygon, espera salir indemne de la crisis después de
que el año pasado el agua se quedara a escasos metros. Como en el caso
del Lupa, la ligera caída de la calle le protege de los efectos más
devastadores del agua.
Algo similar ocurre con el puesto de prensa Rosamary, que tras una
mala experiencia en la que vio cómo el local se llenaba de agua y arena
tiene preparados sacos terreros y maderas, además de sellar con espuma
los accesos. La propia corriente y los setos de los alrededores deben
hacer el resto. Eso y la previsión, porque tras la experiencia de hace
casi un año el temporal no cogerá ya a nadie por sorpresa.