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martes, 20 de enero de 2015

MUNICIPIOS COSTEROS DEL CANTABRICO SE PREPARAN ANTE FUERTE TEMPORAL MARITIMO

La costa de Cantabria se prepara para un temporal cuyo solo anuncio ha dejado una indeleble sensación de 'déjà vu'. Especialmente en Santander y Laredo, las dos ciudades más castigadas por la marea que a principios del año pasado anegó la costa cántabra dejando importantes destrozos y perjuicios económicos en El Sardinero y el entorno portuario pejino. El gran coeficiente de marea conjugado con el temporal provocará con mucha probabilidad inundaciones en la costa, pero en ningún caso de las dimensiones de las del pasado mes de febrero, según ha explicado César Vidal, uno de los expertos del Instituto de Hidráulica.
«La conjunción de ambos factores -coeficiente de 107 y previsión de oleaje de más de seis metros- puede provocar pequeñas inundaciones, pero no como el año pasado. Entonces tuvimos un coeficiente de 118, lo que significa casi medio metro más, y olas de siete metros, de modo que la marea de esta semana tendrá menos efectos», explica Vidal, consciente de que «al haber muy poca arena en El Sardinero puede haber rebase, pero no tan acusado».
 El riesgo de inundaciones afecta a toda Cantabria, especialmente a Santander, que mira expectante al mar. Los hosteleros ultimaban ayer los preparativos mientras el agua comenzaba a atacar el espigón del Chiqui ante la mirada de un puñado de curiosos. El Ayuntamiento se ha puesto en contacto con algunos de los posible afectados -aunque otros como los de Feygón, no han recibido ninguna comunicación- y, Protección Civil ya tiene su protocolo listo para activarse de inmediato con la colaboración de la Policía.
 El Ayuntamiento de Laredo ha desplegado una batería de protecciones de arena en toda la playa de La Salvé. Las dunas artificiales, que se retirarán una vez termine el riesgo de inundación, se han levantado en los accesos peatonales, como ya se hizo en marzo de 2014 para evitar los estragos que provocó el temporal del 2 de febrero, cuando el agua llegó al Paseo Marítimo.
Somo se mantendrá a la expectativa, puesto que la única manera de proteger las urbanizaciones construidas sobre la playa es depositar más arena en la zona y confiar en que el agua no la supere. En San Vicente de la Barquera no se esperan grandes incidencias, aunque tampoco se pueden descartar absolutamente los desbordes y, por lo tanto, las inundaciones en el centro, donde los hosteleros están prevenidos.
De nuevo en Santander, y de acuerdo con los antecedentes, el Cormorán y El Parque, en plena línea de playa, son dos de las instalaciones más expuestas. El primero ya ha adoptado medidas, mientras que el segundo, que ya sufrió destrozos el año pasado, se encuentra cerrado por vacaciones. Atentos permanecerán también los comercios de Feygon. Mientras Lupa vio cómo las olas llegaban hasta la misma puerta, pero sin entrar en el recinto, otro supermercado se vio completamente anegado. Incrustado en los bajos del grupo, el BM ha aprendido de la experiencia y reforzado un muro de acceso al que además acopla por la noche una estructura que sirve de dique de contención.
Al margen de la documentación escrita recibida hace unas semanas, el Ayuntamiento no se ha puesto en contacto con estos establecimientos, que en cualquier caso ya conocer los protocolos de actuación. También el Bar Fórum, en pleno Feygon, espera salir indemne de la crisis después de que el año pasado el agua se quedara a escasos metros. Como en el caso del Lupa, la ligera caída de la calle le protege de los efectos más devastadores del agua.
Algo similar ocurre con el puesto de prensa Rosamary, que tras una mala experiencia en la que vio cómo el local se llenaba de agua y arena tiene preparados sacos terreros y maderas, además de sellar con espuma los accesos. La propia corriente y los setos de los alrededores deben hacer el resto. Eso y la previsión, porque tras la experiencia de hace casi un año el temporal no cogerá ya a nadie por sorpresa.