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sábado, 9 de agosto de 2014

APARECE EL CUERPO DEL VITORIANO DESAPARECIDO EN EL PANTANO DE VITORIA

En estos momentos se está realizando el levantamiento del cadáver que ha sido encontrado esta mañana por el cuidador de la isla de Zuhatza
El cuerpo sin vida de Aitor, el navegante que hace una semana desapareció en aguas del pantano de Ullibarri-Gamboa, podría haber aparecido esta mañana. La Ertzaintza no puede confirma aún que cadáver hallado al norte de la isla de Zuhatza, la misma zona en la que se lleva una semana de búsqueda infructuosa, sea el del conocido hostelero vitoriano de 40 años, pero pocas más explicaciones pueden darse.
El hallazgo se ha producido a las 09,00 horas junto al albergue juvenil de la citada isla, minutos antes de que se pusiera en marcha el dispositivo de búsqueda que llevaba intentando dar con él desde hace una semana, cuando se produjo el accidente. Según las mismas fuentes han sido los gases que emanan del cuerpo una vez que empieza a descomponerse los que han elevado el cadáver a la superficie. El cuerpo será trasladado al Instituto Anatómico Forense de Vitoria para determinar cuál fue la causa de la muerte.
UNA BRUSCA MANIOBRA
El accidente ocurrió hace haroa una semana. El barco zarpó con tres tripulantes a bordo; el patrón del barco, su hija y el desaparecido. Los tres partieron del Club Náutico de Vitoria para disfrutar de una apacible tarde de verano. Sinembargo, a eso de las 18.30 se desató una fuerte tormenta que hizo zozobrar la embarcación en una zona conocida como 'La Vaqueria'. Justo en el lado contrario a la presa. Una compleja maniobra de navegación hizo que Aitor, que no era un experto tripulante, cayera al agua. De forma inexplicable el chaleco salvavidas que llevaba puesto no se infló, pese a ser prácticamente nuevo -se compró en mayo- y de última generación. De hecho, tiene un diseño similar al de los aviones, y es capaz de detectar cuando quien lo lleva puesto se ha caído al agua para inflarse de forma automática como un “airbag”.
Tras la caída el timonel, el experimentado patrón, emprendió rápidamente la maniobra de rescate y volvió al punto exacto del suceso mientras la hija del patron mantenía contacto visual con el accidentado desde la popa, incluso le hablaba mientras comprobaba sus dificultades para mantenerse a flote. Cuando el barco llegó al lugar del accidente un par de minutos después de la caída, no quedaba ni rastro del hombre.
La primera voz de alarma fue dada por los socorristas del puesto de Landa, que avisaron de forma inmediata a los servicios de emergencia, que acudieron con buzos y un helicóptero para localizar a la víctima. Durante toda la semana buzos de la Ertzaintza, Bomberos de Vitoria y de la diputación de Álava, junto con voluntarios y la ayuda puntual de un helicóptero han tratado de encontrar, sin éxito, el cuerpo del tripulante desaparecido. El patrón y amigo que acompañaba a la víctima en el velero en el momento de la caída “no ha faltado ni un segundo durante la búsqueda”.
AGUAS PELIGROSAS
Hacía 5 años que los pantanos alaveses no registraban ningún incidente de estas características. El último incidente ocurrió a finales del mes de julio de 2009, cuando un nadador de 40 años permaneció desaparecido varios días después de que la corriente del pantano alejara la lancha hinchable en la que navegaba junto a su novia. El cansancio y el comportamiento imprevisible de las aguas provocaron que se hundiera. Su cadaver fue localizado varios días después por los efectivos de la Ertzaintza.
El accidente más grave ocurrió, casualmente, cerca del área donde desapareció el hostelero vitoriano. El 25 de julio de 1958, año en el que se inauguró el pantano, ocho jóvenes murieron ahogados. La tragedia tuvo impacto nacional. El pequeño bote en el que navegaban nueve adolescentes volcó como consecuencia de una imprevista tormenta de verano y solo uno de ellos logró sobrevivir. Hoy en día un monolito de piedra sigue recordando aquella tragedia.
Estos no son casos aislados. Desde que el agua llenó el pantano de Ullibarri-Gamboa, en 1958, 74 personas -sin tener en cuenta suicidios- han perdido la vida en él. Este dato da buena cuenta de lo traicioneras que pueden resultar las aguas del pantano, unas aguas en la que los expertos recomiendan extremar las precauciones; “El pantano es igual de peligroso que el mar, aunque para muchos bañistas sea como una piscina”.