«El riesgo cero no existe, pero una aplicación estricta de las medidas de control de la infección puede garantizar una inmunidad al personal médico que está ayudando a erradicar el virus», destacó el epidemiólogo, que en las últimas semanas ha estado atendiendo a pacientes en los tres países más castigados por el virus. El experto, responsable del área de Sanidad del Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) destacó en este sentido que la disposición de sanitarios cono conocimientos en el manejo de epidemias se presenta en estos momentos como «la primera necesidad» para hacer frente al avance de la enfermedad. «Las cifras de afectados -admitió- pueden hacer mella en la disposición de los voluntarios, pero el riesgo de infección para el personal implicado es bajo si se respetan las medidas de seguridad», aseguró.
El epidemiólogo de origen hispano-colombiano expresó, asimismo, sus dudas sobre el resultado que darán los medicamentos que han comenzado a probarse para tratar la infección. «No tengo mucha fe en estos fármacos que no han seguido el protocolo normal para su homologación», explicó a Efe, refiriéndose a que, dada la urgente necesidad, ninguno de ellos, por lo que se sabe, ha seguido el exigente protocolo de investigación establecido para poner un medicamento en el mercado. «Por el momento, además, no hay cantidad suficiente de fármacos; y si sirviesen -añadió- serán sólo una parte muy pequeña de la solución».
Controles inútiles
La epidemia, a su juicio, sólo podrá ser controlada cuando Guinea
Conakry, Liberia y Sierra Leona ofrezcan una respuesta coordinada contra
la enfermedad; cuando los gobiernos de los tres principales países
afectados se pongan de acuerdo en las medidas a tomar para contener su
avance. «Hasta que los tres no trabajen de forma simultánea contra el
virus, el ébola (la cepa más virulenta de la enfermedad) no desaparecerá
del África Occidental».El caso de Guinea, aunque no totalmente controlado, resulta «mucho menos preocupante» que en los otros dos países, donde según este experto, la situación es «alarmante»; y en el caso de Liberia, «extremadamente seria». Surgido en Guinea Conakry el pasado mes de marzo, el brote se ha cobrado en estos tres países y Nigeria, donde ha tenido menor impacto, más de 1.500 vidas.
La población de África occidental, detalló el epidemiólogo, está en constante movimiento, lo que facilita enormemente la circulación del virus, que en apenas seis meses ha causado más víctimas mortales que en los 26 brotes registrados en África desde 1976. «Los cierres de fronteras carecen de eficacia», advierte, «porque la gente, se quiera o no, seguirá cruzándolas de manera clandestina».