Seis pescadores de un barco con base en Luarca salvaron ayer la vida tras naufragar la embarcación en la que faenaban a doce millas al Norte de la costa de Navia. El "Siempre Cacharelos",
un volantero que estaba a la merluza, de 14 metros de eslora, volcó por
completo, arrojando a los marineros al agua y quedando con la quilla al
sol. Los marinos consiguieron mantenerse a flote aferrados al volteado
casco del barco. Los tripulantes, que permanecieron unos treinta minutos
en el agua aguardando ser rescatados, fueron avistados por otro navío
con base en Luarca, el "Madre Rafaela",
que los transportó, ilesos, hasta el puerto de la capital de Valdés.
"Volcó, girando el aparejo cogió demasiada agua y volcó", acertó a decir
Juan José Álvarez, el cocinero de a bordo, a su llegada a tierra. Cree
que la temperatura del agua fue un factor clave para su supervivencia:
"La suerte es que es verano y está el agua templada. Si llega a ser
invierno, pillas una hipotermia y allí quedas".
Las explicaciones por parte de los protagonistas para intentar recrear lo sucedido con el "Siempre Cacharelos"
se limitaban a repetir que "hubo un problema con el aparejo", lo que
provocó que una gran cantidad de agua entrase en el casco del navío y se
escorase hasta su volteo total. "No sé que ha pasado, fue muy rápido",
logró pronunciar el marino Evaristo Pérez, visiblemente consternado a su
llegada a puerto, y que aseguró que se llevó "el susto de su vida".
Los
marineros, cuatro asturianos, un senegalés y un peruano, eran curtidos
profesionales, con una larga trayectoria de faenas en el Cantábrico. La
nave, finalizada hace diez años en el astillero "La Venecia" de Puerto de Vega, había mantenido desde entonces su base en el puerto luarqués.
Eran las cinco y media de la tarde cuando hacía entrada en el puerto de la Villa Blanca el "Madre Rafaela",
al que esperaban, dentro de una gran expectación, miembros de la
Guardia Civil, Policía Local, Cruz Roja y dos ambulancias, movilizadas
para la ocasión. En él, además de su tripulación, viajaban los seis
marineros rescatados del navío siniestrado, en una operación que comenzó
dos horas antes, tras la llamada de emergencia que se produjo a las
15:26 horas. La realizó, desde el pesquero "Naveote", el hijo del patrón
del navío sinestrado, José Antonio Álvarez "Tono". Álvarez había sido patrón mayor de la cofradía de pescadores de Luarca hace dos mandatos.
A la solicitud de socorro acudió entonces el "Madre Rafaela",
que se encontraba faenando en las proximidades. "Estaba cerrado, no se
veía bien, no había visibilidad. Cuando nos avisaron no dudamos.
Balizamos el aparejo, nos acercamos, y vimos que tenía la quilla al sol,
dado la vuelta", describe el patrón del barco rescatador, Marco Antonio Rodríguez.
Al
mismo tiempo, se movilizaron desde el Centro de Coordinación de
Salvamento Marítimo en Gijón la Salvamar Capella y el Helimer 211, cuya
actuación no fue necesaria, aunque por precaución escoltaron al pesquero
hasta su llegada al puerto de Luarca. Cuenta Marco Antonio Rodríguez,
patrón del "Madre Rafaela", que al acercarse comprobaron que la mitad de
la tripulación se encontraba sobre el casco del barco, mientras el
resto trataba de ponerse a salvo. Procedieron a auxiliarlos de
inmediato, subiéndolos a bordo, y ofreciéndoles ropa seca y mantas.
Rodríguez, uno de los primeros en comprobar el estado de la tripulación,
aseguró verlos "relativamente bien, con nervios, y un poco cansados",
aunque sin mayores problemas que el frío, al pasar tanto tiempo en mar
abierto.
Los rescatados fueron atendidos con celeridad a su
llegada al muelle de Luarca, por medio de los servicios de emergencia,
que comprobaron el estado de la tripulación. Sin embargo, ninguno de
ellos presentaba heridas graves. En el lugar, fueron recibidos también
por los familiares que habían acudido a su encuentro tras recibir la
noticia del naufragio.
Juan José Álvarez, el cocinero del navío
que en octubre cumplía dos años a bordo, aún se mostraba consternado al
llegar a tierra firme: "El susto no te lo quita nadie, es la primera vez
que me pasa esto. Hace años sufrí una vía de agua en un barco grande,
pero nada que ver con esto". Es de Gijón, y el único de la tripulación
que no vive en Luarca, donde el "Siempre Cacharelos" es una referencia
dentro de la cofradía de pescadores.
El patrón de la embarcación,
Jose Antonio Álvarez, no quiso hacer declaraciones en el muelle, y lo
abandonó rápidamente junto con sus familiares cercanos. Según su colega
Marco Antonio Rodríguez, con quien compartió los primeros minutos tras
el rescate, se mostraba "aparentemente bien, contento porque estaba todo
el mundo sano y salvo".
No ha habido que lamentar daños
personales en el naufragio del "Siempre Cacharelos", como sí sucedió con
el "Santa Ana", que se fue a pique en las inmediaciones del Cabo Peñas
el pasado mes de marzo. Es el consuelo que muchos expresaban ayer en el
muelle luarqués: el poder volver a ver con vida a sus vecinos, amigos y
compañeros, a pesar del susto.
En cuanto al pesquero "Siempre
Cachelos", los medios de Salvamento Marítimo se inspeccionaron tras el
naufragio la zona del incidente para evaluar la situación en la que se
encuentra la embarcación y tratar de recuperarla. "Cuando salimos de
allí se estaba hundiendo, no sé qué habrá sido de él", apuntaba Juan
José Álvarez, consciente de la suerte que él y sus compañeros habían
tenido.