Tras más de 10.000 contagios, el país africano cumple hoy 42 días sin nuevos casos.
Más de 10.000 casos después, comienza un esperanzador
amanecer. Liberia ha declarado este sábado sus fronteras libres del
virus del ébola después de haber superado los 42 días (el doble del
periodo de incubación, 21 días) sin que se hayan registrado nuevos
contagios.
Según las últimas cifras de Naciones Unidas (hasta el 6 de
mayo), Liberia había sufrido 10.564 casos de ébola, con 4.716 muertes.
Mientras, la crisis continúa en Sierra Leona (12.440 contagios, 3.903 fallecidos) y Guinea Conakry (3.589 casos, 2.386 muertes).
El 4 de abril de 2014, la máxima autoridad médica de
Liberia, Bernice Dahn, reconocía a este diario sus temores de que el
brote de ébola que se había iniciado en Guinea hubiera logrado cruzar la
frontera hacia su país. «Uno de los primeros casos, sino el primero, es
el de un hombre que había acudido al bosque para poner 500 trampas para
murciélagos. Posteriormente, a su regreso, comenzó a enfermar»,
destacaba la jefa médica.
Entonces, el número global total de muertes era de 84, con 134 casos confirmados. La práctica totalidad, al sur de Guinea.
Ocho meses después de sus palabras, a finales del pasado año, solo en
Liberia se habían producido 7.244 contagios, con 4.181 muertes. Más
concluyente aún resultaba que la propia Bernice, máxima autoridad local
frente a la crisis de ébola, iniciara a comienzos de octubre una
cuarentena, después de que su asistente contrajera el virus. No
obstante, la jefa médica liberiana se encuentra ya recuperada.
La mejora de los números de ébola en Liberia demuestra la importancia de potenciar el sistema sanitario local.
Según el Atlas de la Sanidad Mundial, publicado recientemente por la
Organización de la Salud, en Liberia, el número de médicos por cada
10.000 habitantes es de 0.1 (en España, de 37). Y eso, teniendo en
cuenta que estas cifras son un promedio entre 2006 y 2013. Por ejemplo,
antes de que se desatara la epidemia, el número de galenos liberianos
apenas era de 250, para una población cercana a los cuatro millones.
Del caso cero a más de 10 mil fallecidos
El 6 de diciembre del 2013, Emile Ouamouno un niño de
apenas dos años residente en Meliandou, en la región de Guéckédou, al
sur de Guinea, se convertía en el primer caso de ébola en la actual
epidemia. Su muerte se
producía casi de forma paralela al fallecimiento de su hermana
Philomene, de tres años; su madre, Sia, entonces embarazada; y su
abuela, Koumba. El pequeño Ouamouno había registrado un cuadro de diarrea y vómitos cuatro días antes, el 2 de diciembre.
La hipótesis más probable es que la epidemia originada en Guinée
Forestière (la selva húmeda guineana) se hubiera producido debido al
contacto del pequeño Ouamouno con algún murciélago infectado con el
virus. Después, los continuos desplazamientos de población habrían hecho
el resto.