El incendio declarado en el entorno del
pueblo de Caín y del río Cares, y que obligó a cerrar parte del
recorrido de la famosa senda para excursionistas, está controlado y casi
extinguido.
Así lo han informado fuentes del Parque Nacional de
Picos de Europa, que han explicado que aún quedan algunos focos de
llamas pero que se dirigen hacia paredes de roca, por lo que terminarán
apagándose.
No existe aún una evaluación de hectáreas dañadas en
total. Sí han informado de que prevén que el tramo que permanece cerrado
(aproximadamente entre Puente Bolín y Caín) podría reabrirse mañana,
pero con cartelería especial y en puntos concretos para advertencias de
precaución.
La quema, favorecida por el fuerte viento Sur que sopló ayer
«Fue
impresionante. Por la noche pasamos miedo, porque veíamos cómo el fuego
se acercaba y, al ser la garganta del Cares tan estrecha, temíamos que
cualquier chispa o cualquier ráfaga de viento provocara que las llamas
cruzaran a este lado del río». Ada Gascueña, propietaria del albergue El
Diablo de la Peña, en Caín (León), nunca había visto tan de cerca un
incendio. Y el de su «bautizo» no fue uno más, sino uno de los más
graves de cuantos se han registrado en el parque nacional de los Picos
de Europa en los últimos años. Tanto es así que las autoridades
decidieron cerrar la senda del Cares, pues en el tramo más cercano a
Caín se registraban a causa de la quema continuos desprendimientos de
rocas. Las primeras estimaciones indican que han quedado arrasadas más
de 50 hectáreas de monte bajo, encimas y roquedos.
El incendio fue
observado a las cinco y media de la tarde del martes, en un monte
situado frente a Caín, justo al otro lado del río Cares. El fuego se fue
extendiendo rápidamente y acabó afectando a las canales de Dobresengros
y Moeño. Los primeros indicios apuntan a que el fuego no fue
intencionado, según indicaron integrantes del operativo de extinción. No
obstante, aún habrá que aguardar al resultado de la investigación
abierta por el Gobierno castellano-leonés.
El jefe de extinción,
Javier Sancho, y dos agentes medioambientales, Juan Manuel Diez y Javier
González, reconocieron la zona afectada a primera hora de la tarde de
ayer desde uno de los dos helicópteros que intervinieron en el
operativo. El fuerte viento Sur registrado en la zona y la estrechez de
las canales afectadas impidieron que los helicópteros lanzaran agua a
las llamas. De hecho, ni siquiera pudieron cargar líquido en el pantano
de Riaño. Estas circunstancias, unidas a las altas temperaturas y a la
imposibilidad de actuar desde tierra, por los continuos desprendimientos
de rocas, hicieron temer durante buena parte de la jornada que el fuego
se extendiera hacia Bulnes. Sin embargo, la quema fue cediendo y quedó
finalmente controlada.
Cerca de cuarenta personas, entre personal
del parque nacional, de la Junta de Castilla y León y efectivos de la
Guardia Civil, participaron en el operativo, que incluyó tareas de
vigilancia nocturna.
Turistas como el holandés Ton Rensel y los
franceses Sylvie Martinon y Jacques Belloc se quedaron con las ganas de
conocer la senda del Cares. Tampoco Marian Roelfzema, holandesa casada
en España, residente en Madrid y veraneante en Sabero, pudo mostrar la
ruta a dos compatriotas suyos, Anny van Heel y Peter Wachtendonk. No
obstante, la mayoría de los visitantes que se acercaron ayer a Caín ya
sabían que la ruta estaba cerrada.
Desde la zona asturiana de la ruta del Cares, Parques permitió el paso hasta el puente Bolín durante buena parte de la jornada.