Las autoridades han elevado la cifra aunque continúan trabajando en la zona
Por el momento se desconoce el número de personas desaparecidas
En la madrugada del sábado, una columna de tierra y desechos de al menos 80 metros sepultó unas 70 chozas de la población de Hpakant donde viven los trabajadores de la mina. Según testigos, algunos locales escarbaban en el momento de la avalancha en las montañas de piedras desechadas por las compañías mineras con la esperanza de encontrar una pieza de jade desapercibida por los operarios.
Hpakant, situado a más de 1.100 kilómetros al norte de Rangún, la antigua capital, es un remoto distrito situado en una zona montañosa donde proliferan las minas de jade.
Global Witness denunció el mes pasado las situaciones precarias en las que trabajan los buscadores de jade en las minas, propiedad en ocasiones de señores de la guerra, narcotraficantes o generales de la antigua junta militar. En un informe, la ONG aseveró que el comercio de estas gemas está valorado en unos 27.800 millones de euros, la mitad del PIB birmano.
Sin embargo, la cifras oficiales son más bajas debido a la opacidad del tráfico de jade, que en parte se trafica de forma ilegal a China, donde es muy apreciado.