Al menos 11 personas murieron en Filipinas por el tifón Melor, que
también provocó importantes daños materiales, según un nuevo balance de
víctimas publicado este miércoles.
En la isla de Mindoro, situada a unos 120 kilómetros al sur de Manila,
murieron seis personas. En la isla de Samar, la cuarta más grande del
país, murieron otras cinco personas.
En Manila cayeron grandes trombas de agua el martes por la noche que
sumergieron calles y perturbaron la circulación, aunque este miércoles
el agua había empezado a desaparecer de esta ciudad de 12 millones de
habitantes.
El tifón cruzó el centro del archipiélago de este a oeste, tras haber
tocado tierra el lunes en Samar, una isla de 1,5 millones de habitantes.
En la madrugada de este miércoles cruzó lentamente la isla de Mindoro,
una zona agrícola de unos 1,2 millones de habitantes, antes de dirigirse
hacia el mar de China Meridional, según los servicios meteorológicos.
“El agua empezó a bajar pero la gente sigue en los techos. Numerosas
viviendas han sido dañadas. Vamos a ir a las zonas inundadas con botes
de los guardacostas”, agregó Umali.
La subida repentina del agua en algunas regiones de la isla obligó a
los habitantes a refugiarse en el techo de sus viviendas, dijo el
gobernador de Mindoro Alfonso Umali.
“El agua empezó a bajar
pero la gente sigue en los techos. Numerosas viviendas han sido dañadas.
Vamos a ir a las zonas inundadas con botes de los guardacostas” ,
agregó.
El tifón provocó la evacuación de miles de personas, y millones de
habitantes se quedaron sin electricidad en el este y el centro de
archipiélago.
Unas 226 mil personas se encuentran aún en
albergues de emergencia, indicó la agencia nacional encargada de las
catástrofes naturales.
En Filipinas son muy frecuentes las tormentas y hay una media de veinte tifones al año.
El archipiélago de 1.700 islas es a menudo la primera masa terrestre
importante que encuentran en su camino los tifones que se forman en el
oceáno Pacífico.
En noviembre del 2013, el supertifón Haiyan
había arrasado localidades enteras en el centro de Filipinas, causando
7.500 muertos o desaparecidos.
Los científicos consideran que la virulencia de los tifones en los últimos años se debe al cambio climático. En octubre pasado, Koppu, el último tifón que azotó el archipiélago, dejó un balance de 54 muertos.