Una toalla raída fue la clave para encontrar ayer el cuerpo
sin vida de Joaquín Setién, un vecino del barrio Covadonga, de
Torrelavega, que apareció muerto en Viérnoles, en la zona del molino,
junto al río, después de más de un día de intensa búsqueda por parte de
sus familiares, apoyados desde las ocho de la tarde del sábado por
Protección Civil.
El fallecido, de 56 años y con una minusvalía del 75%, fue
encontrado a las cinco de la tarde en una zona de densos matorrales y a
un kilómetro de la casa de su hermano Manuel. Al cadáver le será
practicada hoy la autopsia para determinar las causas de la muerte,
aunque se baraja la posibilidad de que haya sido accidental.
Joaquín vivía con una hermana en Torrelavega, pero después
de desayunar y de comer el esposo de aquella le acompañaba a Viérnoles, a
casa de su hermano Manuel, que se hacía cargo de él durante el día. El
sábado no fue un día distinto. La misma rutina. A las tres de la tarde,
después del almuerzo, acudió con su cuñado a Viérnoles. Una hora
después, como era costumbre, Manuel llegó a su domicilio de la calle Las
Excavadas. No vio su hermano Joaquín, pero no se alarmó porque creyó
que estaría cuidando a los animales o dando un paseo.
Pero cuando dos horas después, a la hora de la merienda,
Joaquín seguía sin aparecer empezaron a saltar todas las alarmas. «Para
Joaquín la merienda era sagrada», recuerda ahora consternado Manuel,
porque el fallecido era diabético y cuidaba mucho la alimentación.
Con los nervios ya a flor de piel, Manuel acudió a una
fuente cercana donde Joaquín solía ir después de comer «para estar al
fresco y donde muchas veces se quedaba dormido». Pero allí no había ni
rastro del familiar. Llevado por la desesperación, llamó a su hermana,
que tampoco sabía nada del desaparecido. Eran ya las ocho de la tarde y
demasiado el tiempo transcurrido sin noticias de Joaquín. Fue entonces
cuando la familia alertó al 112.
En unos minutos, miembros de Protección Civil de
Torrelavega se desplazaron al lugar, y también llegaron algunos de la
sección canina de Santander. Estuvieron buscando hasta la una y media de
la madrugada por los alrededores en una zona limitada por la carretera
N-611 y la ribera del río Besaya hasta la altura del barrio Covadonga,
un área suficientemente extensa dada la limitación de movimientos del
desaparecido. Joaquín padecía una lumbalgia que no le permitía caminar
deprisa, y además sufría parkinson.
A la búsqueda se unieron vecinos voluntarios de Polanco,
Reocín, Cartes, Suances, Los Corrales de Buelna y Reinosa, que peinaron
varias veces la zona. El portavoz de Protección Civil, Bernardo Herrera,
señaló que aparecía su rastro, ampliaría el campo hasta el monte Dobra.
Durante la búsqueda, los treinta efectivos se dividieron en parejas y
rastrearon la zona, haciendo hincapié en regatos y bardales, pero no
consiguieron ninguna pista, sin dar importancia al hallazgo de un vecino
que avisó de haber visto una toalla junto al río. El operativo pensó
que podía pertenecer a un pescador de los muchos frecuentaban la zona.
Desesperación
El tiempo transcurría lentamente para los familiares. «Se
pasan las horas y seguimos igual que ayer, no estamos adelantando nada»,
lamentaba la hermana de Joaquín a las tres de la tarde.
El fracaso de las pesquisas llevó a algunos efectivos de
Protección Civil a volver sobre la pista de la toalla hallada por el
vecino. La familia confirmó que era de Joaquín y acompañó a los
voluntarios al lugar donde fue localizada. Se trataba de un bardal
cercano. Fue entonces cuando buscaron más detenidamente en los densos
matorrales, entre los que fue localizado el cuerpo.
La familia estaba muy «sorprendida» por el lugar donde fue
hallado el cadáver, ya que se trata de una zona donde no existen ningún
tipo de camino, ni tiene acceso al río.
Eran las cinco de la tarde. En unos minutos se desplazaron
al lugar miembros de la Policía Local, Policía Nacional, sanitarios y
bomberos, quienes rescataron el cuerpo sin vida tras cerca de una hora y
media de trabajo. Para ello tuvieron que adentrarse en los matorrales y
cruzar el río con la camilla, de forma que las labores de rescate
finalizaron al otro lado en el municipio de Cartes.