De los 3.000 rayos que según Meteogalicia cayeron en la
comunidad en los últimos días, la mayor parte en la provincia de A
Coruña, uno afectó de lleno al emblemático faro de Fisterra, que además
de la señal de navegación más occidental de Europa es el punto en el que
muchas decenas de miles de peregrinos deciden acabar cada año su Camino
Jacobeo.
La descarga, según explica el farero, Agapito
Mendoza, que estaba despierto y de guardia a esa hora, se produjo a la
1.44 de la madrugada del martes. Y fue de tal calibre, que se llevó por
delante un transformador de la localidad, dejó parte del pueblo sin luz y
provocó cuantiosos daños tanto en el propio faro, como en el Semáforo,
el edificio anexo rehabilitado por el arquitecto César Portela y que hoy
funciona como hotel y restaurante.
A juicio de Desiderio Nemiña, el gerente del
establecimiento, que está cerrado por vacaciones; el rayo debió
propagarse a través del cable telefónico, porque lo primero que se ve
completamente quemado en el local es la acometida de este servicio. Sin
embargo, resulta difícil determinarlo, porque en el faro están
calcinados desde cajas de empalmes hasta enchufes, pasando por algunos
sistemas eléctricos de la instalación y el automático general.
Una avería considerable, en la que llevan dos
días trabajando, y de la que, por el momento, se desconoce el alcance
exacto. Ayer habían logrado meter tensión eléctrica de nuevo en el
edificio, con la esperanza de que, por la noche, el foco volviese a
funcionar. De no ser así, se mantendrá la solución provisional prevista
ya para casos como este.
«El servicio funciona igual porque disponemos de
una baliza de emergencia, alimentada con baterías, que tiene un alcance
de unas 11 millas», detalla Mendoza.
Una intensidad que no llega a las cerca de 25 millas de
la linterna principal, pero que sirve para cumplir la misión de
orientar a los navegantes de una de las rutas marítimas más concurridas
del planeta. De hecho, por el dispositivo de separación fisterrán pasan
cada año unos 40.000 buques, de los 16.000 transportan mercancías
peligrosas, y a los que hay que sumar la flota pesquera de la zona y
todas las embarcaciones recreativas que se mueven por este entorno.
Aunque, en principio, la falta del foco no
debería entrañar un riesgo para ellos, la intención de la Autoridad
Portuaria es tener el faro reparado cuando antes. Fundamentalmente por
la función que le es propia, pero también porque el edificio alberga una
sala de exposiciones y funciona como punto de recepción e información a
los visitantes.
Sin ir más lejos, ayer por la tarde, en solo una
hora, fueron cerca de medio centenar las personas que se acercaron allí y
se toparon con el cartel de «cerrado por avería eléctrica».
Averías telefónicas
El operador de telecomunicaciones Telefónica
informó ayer de que ha registrado un total de 5.556 averías en Galicia
debido a rayos caídos el martes, lo que supone «seis veces más de la
media habitual en estas fechas».
La empresa indica que las tormentas eléctricas en
Galicia han generado «miles de averías en el tendido telefónico,
creando una situación sin precedentes que Telefónica está afrontando con
una movilización récord de recursos humanos y materiales».
Un total de 870 personas, entre personal técnico
de Telefónica y de empresas colaboradoras como Montelnor o Liteyca han
sido movilizados para reparar las averías, según la empresa.
Añade que ha tenido que enviar de forma urgente a Galicia «un total de 1.500 router
de ADSL, 500 decodificadores de Imagenio y 100 terminales fijas, además
de centenares de dispositivos afectados por los rayos, como es el caso
de las tarjetas electrónicas de las centrales».
La provincia más afectada por esas descargas eléctrica fue A Coruña, con
3.438 averías, que representa «diez veces la media habitual», seguida
de Lugo, con 933, es decir «ocho veces más de la media por estas
fechas». En Pontevedra hubo 1.005 averías, es decir cuatro veces más de
lo habitual, y en Ourense 180 averías, el doble de lo acostumbrado en
esta época del año, según los datos aportados por la empresa Telefónica.