El Parque Nacional de los Picos de Europa es famoso por ser uno de los enclaves naturales más bonitos del país, pero también por llevarse la vida de algunas personas y por ser testigo directo de la desaparición de muchas otras, como el joven portugués João Marinho, al que se le perdió la pista a principios de noviembre y del que aún no hay noticias tras once jornadas de búsqueda intensiva en la que la nive y las inclemencias meteorológicas han dificultado las labores. La Guardia Civil llevó a cabo una búsqueda en las que han participado más de medio centenar de efectivos del cuerpo a los que se sumó la Guardia Nacional Republica portuguesa, además de numerosos voluntarios como los montañeros que este fin de semana siguen recurriendo estos montes con la esperanza de encontrar alguna pista.
Y es que miles de personas acuden todos los años a este enclave natural que también alberga peligros para el montañista experto, perto aún más para el que se inicia en esta actividad. Es un paraje bello, pero lleno de cuevas y zonas en las que el terreno desaparece bruscamente hundiéndose en profundas simas que pueden superar los 1.000 metros de longitud. Durante los últimas décadas estos montes no han estado exentos de casos de personas desaparecidas a las que no se pudo salvar y, en algunos casos, ni si quiera recuperar sus cuerpos.
El de 2010 fue un año malo para los Picos. Allí desaparecieron dos personas. En junio de 2010, la Guardia Civil de Montaña de Cangas de Onís desplegó todos sus medios para localizar a un vecino de Oviedo, Marcos Requejo González, que había salido a hacer una ruta de montaña pero no regresó a casa como debía. La información de su desaparición llegó al GREIM un día en el que los desbordamientos de varios ríos dejaron a media Asturias bajo el agua, aunque su desaparición nada tuvo que ver con la tragedia.
Los efectivos buscaron todo tipo de pistas tanto por tierra como por aire. Un grupo de especialistas localizó cerca del puente La Texa el permiso de conducir del hombre y el gorro que vestía. Finalmente el cadáver de Marcos Requejo fue hallado por el GREIM en la carretera que une Arenas de Cabrales con Poncebos, sumergido en el agua en la margen derecha del Cares y semioculto bajo unas piedras de gran tamaño. Su hallazgo puso fin a siete días de intenso rastreo. El excursionista se precipitó al vacío en la bajada de Bulnes a la localidad de Poncebos y la fuerte corriente lo arrastró hacia el lugar donde apareció su cuerpo sin vida.
También en esa misma época permaneció un mes desaparecido Juan Denis Martínez, de Pola de Siero. En verano de 2010, el joven de 31 años aficionado a la fotografía decidió acercarse a la zona de Sotres para tomar unas instantáneas del paisaje. Más de 60 personas de diferentes puntos del país llegaron a participar en la búsqueda del joven, que estaba acostumbrado a salir todas las semanas por zonas de montaña, generalmente sin compañía. Fueron un padre y un hijo, ambos montañeros, quienes dieron el aviso por teléfono a la Guardia Civil del lugar donde se encontraba el cuerpo del joven poleso, en el macizo central de los Picos, en una zona de fácil acceso.
Misterioso es el caso de Juan Manuel Pérez Barbastro. Este bilbaíno fue localizado muerto en una zona de difícil acceso en los Picos en abril de 2003, conocida como Horcados Rojos. Su familia lo buscaba desde antes de Navidad. No hizo noche en ninguno de los albergues de la zona ni en el refugio Picu Urriellu, cercano a la zona donde fue encontrado. Sus pasos hasta Horcados Rojos son una incógnita. Fue el deshielo primaveral quien posibilitó el avistamiento del cuerpo que, según los especialistas, podía llevar semanas sepultado bajo la nieve.
Otra pérdida difícil de explicar fue la de una compatriota de João Marinho. A principios de septiembre de 2001 y tras siete días de intensa búsqueda, los agentes del GREIM localizaron el cuerpo sin vida en los Picos, de una turista portuguesa, María Joao Dosantos. Salió un momento del refugio de montaña en el que se encontraba junto a su marido y otra pareja y nada más se volvió a saber de ella hasta la aparición de su cadáver. También en aquel 2001 se localizó el cuerpo del excursionista gaditano Salvador Araujo en la canal de Trea, en Cabrales, tras llevar varios días muerto.
Excursión escolar
Hay que remontarse al siglo pasado para recordar dos casos
especialmente significativos. En junio de 1987 siete personas, cuatro de
ellas guías caninos del Grupo del Perro de Salvamento de Euskadi y sus
cuatro perros, fallecían en un accidente de helicóptero en los Picos de Europa
mientras participaban en la búsqueda del pequeño Germán Quintana,
desaparecido en el transcurso de una excursión escolar cuando bajaba del
Mirador de Oridales. Más de 25 años después, sigue sin saberse nada del
paradero del pequeño ovetense.Aquel drama conmocionó tanto a Asturias como a Euskadi y han sido varios los homenajes a los fallecidos que se han realizado desde entonces en los Lagos coincidiendo con el 10 de junio para homenajear a aquellas personas que perdieron su vida tratando de salvar la de aquel niño.
También en esta misma zona desapareció el soldado valenciano José Miguel Panach el 29 de noviembre de 1998 y su cuerpo nunca apareció.
Señal del teléfono móvil
Pero no todas las búsquedas de personas desaparecidas en la vertiente
asturiana de los Picos de Europa han sido infructuosas. Con éxito fue
rescatado en agosto de 2004 un ciudadano inglés de 24 años que se
encontraba en el macizo occidental de los Picos. Andrew W. había
abandonado tres días antes el hotel en el que se alojaba en Cangas de
Onís. Fueron los propios responsables del negocio quienes comunicaron su
ausencia a la embajada británica. El joven había sufrido una caída en
la canal de Extremero que le ocasionó múltiples heridas, pero pudo
moverse hasta un lugar donde disponía de cobertura, lo que permitió
localizar su posición.Dos años más tarde el también británico Paul Henry Beck fue hallado tras resistir seis días herido en la canal del Agua.