Desde que se
conoció que los socorristas vieron cuatro cuerpos en el fondo de la
mina La Cancha cada sonido atrajo la atención y toda persona que saliera
del socavón sobresaltaba a los vecinos y allegados que esperaban por el
rescate.
La marcha del malacate subiendo o una bolsa con pertenencias, una lámpara embarrada, un pedazo de correa, todo era objeto de atención.
A las 5:00 de la madrugada del viernes se había recuperado el séptimo cuerpo del fondo de la mina.
Sin embargo, hasta anoche, solo los tres primeros rescatados habían sido identificados por parte del Instituto Medicina Legal: Fabio Alberto Muriel Muriel, Dayro Horacio Muriel Estrada y Lázaro Antonio Bedoya.
En la superficie
La marcha del malacate subiendo o una bolsa con pertenencias, una lámpara embarrada, un pedazo de correa, todo era objeto de atención.
A las 5:00 de la madrugada del viernes se había recuperado el séptimo cuerpo del fondo de la mina.
Sin embargo, hasta anoche, solo los tres primeros rescatados habían sido identificados por parte del Instituto Medicina Legal: Fabio Alberto Muriel Muriel, Dayro Horacio Muriel Estrada y Lázaro Antonio Bedoya.
Al cierre de esta edición, cuatro
cuerpos de los mineros habían sido extraídos hasta la boca de la mina.
Fue un duro momento: de dolor y lágrimas.
En un primer grupo, más cerca de la boca de la mina, las autoridades permitieron la presencia de los familiares más cercanos de las víctimas, entre ellos algunas de las esposas de los mineros.
Más retirados, otros allegados, y finalmente amigos y vecinos que querían conocer la última suerte de los mineros.
“Uno entra bien y vea como sale”, dijo un pariente, a su vez minero, viendo la escena del retiro de los cuerpos de la mina.
Pese a la tranquilidad que se ha visto la mayor parte del tiempo en los rostros de los familiares, el momento de la sacada de los cadáveres fue muy desgarrador.
Sobre todo, cuando fueron conducidos hacia el Instituto de Medicina Legal, de Medellín, para su identificación.
Jornada crucial
En un primer grupo, más cerca de la boca de la mina, las autoridades permitieron la presencia de los familiares más cercanos de las víctimas, entre ellos algunas de las esposas de los mineros.
Más retirados, otros allegados, y finalmente amigos y vecinos que querían conocer la última suerte de los mineros.
“Uno entra bien y vea como sale”, dijo un pariente, a su vez minero, viendo la escena del retiro de los cuerpos de la mina.
Pese a la tranquilidad que se ha visto la mayor parte del tiempo en los rostros de los familiares, el momento de la sacada de los cadáveres fue muy desgarrador.
Sobre todo, cuando fueron conducidos hacia el Instituto de Medicina Legal, de Medellín, para su identificación.
El director del Dapard, Carlos Alberto Aristizábal, señaló que desde el pasado miércoles se esperaba que la de ayer fuera una jornada crucial en las labores de rescate.
Subrayó que hasta el momento las familias han tenido un proceso de aceptación normal dentro de lo esperado frente a la tragedia.
“Cada emergencia deja múltiples enseñanzas, en especial esta fue una prueba de fuego para los socorredores mineros por el grado de dificultad”, indicó.
Agregó que este fin de semana las familias tendrán tiempo para elaborar su duelo y continuarán el acompañamiento sicosocial a partir del martes.
Cumplido el rescate de los cuatro mineros, que se dio cuando empezaron a encenderse las luces de las casitas de la montaña, solo una víctima quedaba en el fondo de la mina.
Subrayó que hasta el momento las familias han tenido un proceso de aceptación normal dentro de lo esperado frente a la tragedia.
“Cada emergencia deja múltiples enseñanzas, en especial esta fue una prueba de fuego para los socorredores mineros por el grado de dificultad”, indicó.
Agregó que este fin de semana las familias tendrán tiempo para elaborar su duelo y continuarán el acompañamiento sicosocial a partir del martes.
Cumplido el rescate de los cuatro mineros, que se dio cuando empezaron a encenderse las luces de las casitas de la montaña, solo una víctima quedaba en el fondo de la mina.