El Gobierno pide colaboración para detener a los ladrones de los
diferenciales, y revisa las 330 instalaciones que tiene por toda la red
regional de carreteras.
Lo primero, para no generar alarma indebida, es decir que no son
semáforos mortales. Pero lo segundo es saber que -en determinadas
circunstancias- pueden llegar a serlo. La empresa que mantiene los
semáforos de la red de carreteras autonómicas de Cantabria está
revisando, uno a uno, unas 330 instalaciones tras detectarse que, en al
menos 33 de ellas, se ha robado una pieza (el diferencial) que es
fundamental para la seguridad. Sin este elemento, cuando se produce
cualquier avería en el semáforo y alguien toca alguna de sus partes
metálicas se arriesga a recibir una descarga eléctrica de 230 voltios.La oleada de robos de diferenciales empezó a detectarse hace justo una semana y preocupa en el seno de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, que ha cursado ya denuncia ante la Guardia Civil e, incluso, hizo ayer un llamamiento público a los ciudadanos para que avisen a las autoridades siempre que localicen a gente que, sin llevar el uniforme de la firma ETRA, estén manipulando los armarios que tienen siempre cerca los semáforos.
Los hurtos se han producido en Mazcuerras, Cos, Virgen de la Peña, Casasola, Cudón, Liencres, Suesa, Argoños, La Abadilla de Cayón, Villanueva de Villaescusa, Soto de la Marina, Miengo, Cortiguera, Suances, Cerrazo y Zurita. Pero estos días se siguen revisando carreteras. De momento, no se ha sabido de este tipo de pillaje en ninguna gran población.
La pieza que codician los ladrones va instalada en el cuadro de mandos del semáforo, y es un elemento del sistema electrónico cuya función es proteger a las personas, explicaron ayer fuentes de la compañía responsable del mantenimiento. Cuesta unos 350 euros y, con el objetivo de que el robo tarde en descubrirse, se sustituye por otro elemento sencillo, que apenas cuesta 20 euros. El primero es un interruptor de rearme automático. El segundo es un interruptor normal, de control de potencia, que no lleva diferencial.
Desde ETRA señalaron que los aparatos sustraídos tienen una fuerte demanda, tanto en viviendas como en pequeños negocios. «Son muy útiles para una segunda residencia, por ejemplo, porque son de rearme automático», lo que quiere decir que tras cualquier avería pasajera que interrumpe la normal actividad del sistema electrónico, éste vuelve a arrancar solo.
Por este motivo, se cree que quienes están robando los diferenciales son profesionales con conocimientos de electricidad que los están usando para ahorrárselas en este momento de crisis. Se llevan afanados al menos 33, de modo que los ladrones llevan ahorrados unos 11.500 euros.
«Un calambrazo enorme»
Los técnicos de ETRA van estos días de cabeza porque les toca
comprobar el estado de toda la estructura, y, además, existe inquietud.
«En determinadas circunstancias, y sin este aparato, es peligroso tocar
cualquier parte metálica del semáforo, porque te puede dar un calambrazo
enorme. Algunas descargas, simplemente, te hacen bailar, pero otras te
pueden producir una fibrilación ventricular». Es decir, que la tensión
puede afectar al corazón. «Y se corre todavía más peligro si llueve o
hay algo mojado», avisó este portavoz. El técnico recuerda el caso de un muerto en Bunyola (Mallorca) el pasado mes de septiembre, un chico de 18 años que se electrocutó mientras estaba orinando en una farola. «Siempre he pensado que esta muerte tuvo algo que ver con la falta de diferencial en la farola, porque tiene toda la pinta de un fallo de seguridad. La orina es agua y sal, los mejores conductores de electricidad». También en septiembre falleció una adolescente de 14 años en Santiago de Compostela y también fue por tocar una farola del alumbrado público.
La Consejería de Obras Públicas ha dado instrucciones a ETRA para que extreme las medidas de vigilancia. Además, le ha dado orden de que rotule su vehículo y para que identifique externamente los cuadros de mandos ya que, actualmente, no existe manera de diferenciarlos de los de otros elementos callejeros.