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SERVICIO DE INFORMACION RADIO EMERGENCIA

domingo, 5 de febrero de 2017

20 MIL HOGARES SIGUEN SIN LUZ POR EL TEMPORAL EN GALICIA

Fenosa atendió unas 25.000 llamadas de afectados y confía en que hoy se recupere la normalidad

Casi 20.000 hogares seguían ayer por la tarde sin suministro eléctrico en numerosos puntos de Galicia, de los cientos de miles que sufrieron averías en los últimos días a causa de los desperfectos causados por el tren de borrascas que afectó a la comunidad.
A última hora del viernes eran 200.000 los hogares afectados por el apagón, y Fenosa contabilizó 103.00 a primera hora del sábado. La empresa confía en que hoy se recupere la normalidad, salvo casos excepcionales, un objetivo para el que ayer trabajaban unos 670 operarios, muchos de ellos de fuera de Galicia, para arreglar las 600 incidencias que se llegaron a registrar en el punto crítico del temporal, de las que a media tarde quedaban unas 100 activas, según Luis Zarauza, director de negocio de distribución de electricidad en España de Fenosa. «Esperamos -afirmó Zarauza- que este tema pueda estar resuelto mañana (por hoy), siempre que no aparezcan coletazos fuertes que puedan sumar muchas más incidencias».
La central de averías de la red eléctrica contabilizó ayer unas 25.000 llamadas de usuarios que pedían información sobre su avería, y algunos se quejaron por la tardanza en ser atendidos. «Hemos más que duplicado los recursos de atención telefónica -explica el director de negocio- y es posible que se hayan producido colas de llamadas, porque se suelen concentrar en breves momentos de tiempo y la plataforma puede tener dificultades». Zarauza explicó que el enorme daño causado por el temporal hizo que bastantes líneas de tensión tuviesen averías múltiples. «Cuando encontramos un problema y lo resolvemos, intentamos poner la línea en servicio y aparecen más problemas», a lo que añadió las dificultades de trabajar con lluvia y ráfagas de viento muy fuertes.
La falta de electricidad ha causado problemas también a algunas empresas, como granjas, y concellos como Muxía contrataron un servicio jurídico para canalizar todas las reclamaciones y desperfectos para dar parte a la empresa y a la entidad correspondiente.
«Tiven que anular todas as reservas, non ía traer a xente aquí con velas»
Muxía sufrió con dureza los efectos del temporal. Desde el jueves a la una y media de la tarde hasta ayer a mediodía, cuando regresó a algunos puntos, viviendas y negocios de medio municipio estuvieron sin luz. Se vieron afectadas, por ejemplo, explotaciones agrarias y casas de turismo rural, como Fontequeiroso. Maricarmen Leis explica que tuvo que cancelar las reservas de fin de semana (suelen estar al 90-100 %) y rechazar llamadas: «Non ía traer a xente aquí con velas, non tiña calefacción, nin lles podía facer o almorzo... Os conxeladores tamén están aí para ver». Se queja de que, en Fenosa, solo se le diese como solución esperar, sin un plazo ni un mensaje tranquilizador. Las pérdidas son evidentes. La luz volvió a Fontequeiroso ayer pasado el mediodía.
«Esto no puede ser, es tercermundista»
La última oportunidad que Manuel Martínez y su familia tuvieron para darse una ducha en su propia casa se esfumó a las seis y media de la mañana del viernes. Fue entonces cuando uno de los muchos incidentes generados por la secuencia de borrascas en la comarca de O Salnés privó de suministro eléctrico a buena parte de la parroquia de Baión, en Vilanova de Arousa. La luz fue retornando por fascículos a los núcleos que pueblan las orillas del curso bajo del Umia. Pero no a la aldea de Manuel, cuyas quince viviendas todavía no habían recuperado anoche el abastecimiento. «Tenemos que cargar los móviles en el coche, no podemos ducharnos y menos mal que la cocina es de gas, porque si no ni comer podríamos», lamentaba el hombre mientras se preparaba para acudir a casa de su madre, en el vecino municipio de Ribadumia. La visita tenía un propósito, más allá de la mera cortesía: poder asearse en condiciones, porque en Ribadumia sí funcionaban ayer las bombillas y los calentadores. «En realidad hemos estado viendo cómo los núcleos que nos rodean iban recuperando la luz, salvo el nuestro; esto es como un donut y nosotros estamos en el agujero». Alimentar el móvil con la batería de su automóvil le brinda, al menos, una concesión: telefonear a Gas Natural Fenosa para pedir explicaciones y urgencia en la reparación. De momento, sin éxito: «Hemos llamado una y otra vez, pero lo único que nos dicen es que pasan el aviso a los técnicos; esto no puede ser, es tercermundista».
La noche va cayendo en Baión, y la única luz que se divisa al final del túnel es la que, temblorosamente, proporcionan las velas. La cosa podría ser peor. Y lo es. A cincuenta metros de la casa de Manuel vive una familia en la que una persona necesita un respirador: «Es una verdadera penuria lo que están pasando», lamenta su vecino.
Lo mismo han vivido en la parroquia de Agrón, en Ames. Les falta la luz desde el jueves y a última hora de ayer aún seguían a oscuras. Vecinos como Alejandro Pardo, con un bebé de nueve meses y una vivienda en la que todo funciona con energía eléctrica, han tenido que recurrir a las amistades más cercanas, como Ana Ruso, para calentar la comida para su hijo, ya que en esta vivienda aún conservan una cocina de gas a la que ahora le están sacando un partido inesperado. «Con este tiempo, los cortes de luz son comprensibles, pero que no tengan una estimación de cuándo pueden solucionar el problema no es lógico, porque el recibo sí que llega todos meses», resalta Ana.
En Boiro
En la aldea de Noceda, en Boiro, cada año tienen los mismos problemas con el mal tiempo. Con la fuerza del viento el tendido eléctrico comienza a dar fallos y se generan cortes en el suministro que tanto pueden durar una tarde como un día completo, según explica un vecino. Cuando llama, asegura, «téñenme cinco minutos á espera e cando o reloxo marca ese tempo unha voz dime que non foi posible contactar». Él mismo se ha pagado un generador de 750€, aunque cree que «é a empresa a que debería proporcionarnos estas alternativas se non son capaces de atender este tipo de emerxencias».
No es el único vecino afectado de esta zona; muchos otros han llegado a trasladar la comida de sus frigoríficos a viviendas de familiares o amigos del casco urbano boirense. «Para vir arreglar a luz ninguén sabe onde vivimos, pero en canto non paguemos unha factura averíguano moi rápido».