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sábado, 19 de noviembre de 2016

20 TERREMOTOS LEVES EN ASTURIAS EN 8 MESES

  • Una falla de 300 kilómetros que atraviesa la región provoca los seísmos
  • «Son temblores débiles y muy profundos que los ciudadanos no perciben», explicó el geólogo Carlos López en una charla de la Semana de la Ciencia
Asturias se asienta sobre una gran falla de unos 300 kilómetros de longitud que atraviesa la región de lado a lado y produce temblores con relativa frecuencia. «Entre septiembre de 2015 y abril de 2016 contamos una veintena de seísmos. Se trata de una actividad desconocida, pues dada su pequeña magnitud la red oficial del Gobierno no los detecta», explicó ayer el geólogo Carlos López Fernández. Lo hizo en la conferencia que impartió en la Facultad de Geología en el marco de la XVI Semana de la Ciencia de la Universidad de Oviedo.
 López pertenece al grupo de investigación Geocantábrica, que coordina el director del Departamento de Geología de la institución académica, Sergio Llana Fúnez, y que lleva más de un año estudiando la que bautizaron como Falla de Ventaniella. La fractura, explicó López, nace en el mar Cantábrico, frente a las costas de Navia y Luarca, desde donde discurre en dirección Este hasta llegar a Avilés. A continuación atraviesa la región para salir hacia León por el puerto de Ventaniella, en el concejo de Ponga.
 «Se trata de una falla muy grande para nuestro contexto», indicó el geólogo, quien tranquilizó a los asistentes aseverando que esta brecha no produce grandes terremotos, como los vividos hace unos días en Italia. «Son seísmos débiles que, además, se producen a una gran profundidad, de entre diez y veinte kilómetros la mayoría. Esto es algo que tampoco suele ser habitual», apuntó el conferenciante. Los investigadores disponen de equipos detectores de actividad sísmica cedidos por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas que visitan con periodicidad para descargar los datos recogidos. «Tenemos una decena de equipos que cubren una zona muy pequeña. Están ubicados en Amieva, Caso, Infiesto, Aller, Boñar (León) y Portilla de la Reina (León), entre otras localizaciones», indicó el geólogo. El suyo, aseveró, es un estudio pionero en España, pues «nunca se estudió una falla con tanto detalle».
Edificios sismorresistentes
Por el momento, el objetivo del estudio es conocer cómo se mueve una fractura geológica tan grande y cómo produce los temblores. «Es muy pronto para saber si se trata de una falla peligrosa para Asturias, aunque en principio no lo parece», señaló López. Una de las aplicaciones que en un futuro podría tener sus estudios, agregó, estaría relacionada con el diseño de edificios sismorresistentes -edificaciones capaces de soportar terremotos-, algo que interesa sobremanera en el suroccidente asturiano. «Allí sí que existe la posibilidad de que se produzcan terremotos cuya magnitud supere los 3,5 grados en la Escala de Richter. Estos ya son perceptibles, al igual que los que tienen lugar en Galicia, más potentes y que también pueden llegar hasta Asturias», explicó el geólogo.
Durante su disertación, López también hizo un repaso por algunos de los mayores terremotos de la historia asturiana. Recordó, por ejemplo, uno acontecido en 1950 con epicentro en Teverga. «Alcanzó 4,6 grados de magnitud y es el mayor del que se tiene constancia desde que disponemos de instrumentos de medición, hace aproximadamente un siglo», relató. Sin embargo, continuó, hubo temblores mayores en el pasado que quedaron registrados, principalmente, en las hojas parroquiales debido a los desperfectos que provocaban en campanarios y otras estructuras. «Tenemos constancia de terremotos importantes en Gijón, Cangas del Narcea y Tineo, por ejemplo, a lo largo del siglo XIX y también hay varios registros eclesiásticos que hablan de un importante evento sísmico en Avilés en el año 1522», señaló.
Bajo la mesa
Para terminar, el geólogo quiso recordar al público algunas de las principales recomendaciones en caso de terremoto. «Lo primero que debemos hacer es meternos bajo una mesa o una cama para evitar que nos caigan encima objetos y, en cuanto el temblor cese, salir a un espacio abierto, evitando caminar cerca de edificios, sobre todo si están dañados, pues habrá réplicas. La mayor parte de víctimas mortales por terremotos se producen por la caída de objetos o cascotes», indicó. En caso de encontrarse en un espacio público como un teatro o un estadio, agregó, «lo mejor es agacharse y cubrirse la cabeza con los brazos, pues si intentamos salir podemos fallecer en medio de una avalancha humana». Y si residimos en una ciudad con mar es primordial alejarse de la costa para evitar ser alcanzados por un posible tsunami.