Los bomberos sospechan que el "escape" se produjo tras una "reacción" generada al pintar un piso del inmueble que se quemó hace dos semanas
Al final no hubo que lamentar daños personales de gravedad, pero los vecinos del número 17 de la calle Albéniz, en el barrio de Pumarín, se llevaron ayer un susto que van a tardar en olvidar. El edificio de cinco plantas en el que residen tuvo que ser desalojado por completo a las seis menos cuarto de la tarde al detectarse en el inmueble niveles de dióxido de carbono cinco veces más altos de los normales. A consecuencia de la "fuga", tres de los residentes en el edificio tuvieron que ser trasladados en ambulancia hasta el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) "para someterse a observación", aunque al cierre de esta edición su estado no revestía gravedad. El resto de los vecinos, en concreto 21 personas (entre ellas al menos cuatro niños), fueron sometidas a diferentes pruebas para comprobar que no estaban intoxicados y permanecieron en la calle durante una hora y cuarto, el tiempo que tardaron los bomberos en asegurarse de que la vuelta era segura. Aunque el origen del escape aún no había sido confirmado oficialmente a última hora de ayer, todo apunta a que el dióxido de carbono apareció al pintar una vivienda que sufrió un incendio hace dos semanas. "Se cree que la pintura sobre las paredes quemadas haya podido provocar una reacción", explicaron fuentes municipales. No en vano, en el edificio sólo hay una vivienda con gas ciudad y no se localizaron estufas de queroseno en ninguna de las casas, que en su mayoría cuentan con un sistema eléctrico de calefacción. Algunos vecinos apuntaban a un taller de coches que hay en los bajos del edificio como posible foco de la fuga, pero los bomberos hicieron mediciones en el local y "descartaron esa posibilidad", según explicó el dueño del negocio, Francisco Carriel.Dos de los ingresados son un matrimonio "de unos sesenta años" que reside en el cuarto piso del inmueble, justo encima de la vivienda que está siendo reformada tras sufrir el incendio. "No están graves porque fueron ellos los que llamaron a la Policía para avisar. Tenían algunos mareos y la garganta irritada, pero nada más", aseguró José Ramón García, uno de los evacuados. La otra afectada es la mujer que vive en el piso que fue pasto de las llamas hace dos semanas, la vivienda en la que se cree que está la raíz del problema. "Llevaba oliendo raro en el portal desde hace varios días", explicó Maite García.
El suceso trajo consigo un gran despliegue de medios. Hasta el lugar de los hechos se desplazaron dos UVI móviles y un puesto sanitario avanzado, un vehículo perfectamente equipado en el que los vecinos fueron entrando de uno en uno para comprobar si estaban intoxicados o requerían ser trasladados al hospital. Además la calle fue cortada por agentes de la Policía Local, hubo varias patrullas de este cuerpo y también efectivos de bomberos. Ayer todos los vecinos pudieron dormir en sus casas excepto los ingresados, que aún tendrán que esperar a que se hagan más comprobaciones para regresar. Los bomberos tenían previsto volver a hacer mediciones durante la noche "como prevención".