Solo quedó parte de la fachada. El edificio número 58 de la calle Uría de Oviedo, afectado por un incendio desde este mediodía, se derrumbó en torno a las 16.20 horas. El tejado se ha hundió y se llevó consigo toda la estructura interior del inmueble. Al caer, dos bomberos que se encontraban regando la parte superior del edificio desde la cesta de la autoescala fueron arrastrados. Ambos han sido rescatados.
Tras el derrumbe, se han producido momentos de desconcierto, con los bomberos llamando a sus compañeros a gritos y provocando una gran angustia en las decenas de personas que se concentran en la zona, que se encuentra acordonada y cerrada al tráfico.
Debido a la intensidad de las llamas, el personal de extinción de incendios no pudo acceder al interior del número 58 hasta las 15.45 horas. Dentro, quedaban bastantes focos activos, pero controlables; además, los daños de la estructura hacían temer por un posible derrumbe del inmueble que, finalmente, se produjo.
Hasta el lugar de los hechos se han trasladado varios camiones de Bomberos de Oviedo y de Bomberos de Asturias, ambulancias y dos unidades caninas de rescate.
Según las primeras hipótesis de la Policía, el fuego se inició en los focos halógenos de los pasillos del segundo piso, probablemente por un cortocircuito. Las llamas, que se iniciaron pasadas las 12 de la mañana, están afectando a una vivienda particular, la única del edificio, ya que el resto son oficinas.
La Policía Local pudo actuar rápido gracias a que una patrulla pasaba por la zona en el momento en que se originaba el fuego. El propietario y vecino del inmueble, Carlos Espina, quien se mostró tranquilo en un primer momento por la rápida intervención de los bomberos, no descarta pedir responsabilidades patrimoniales por los daños. «Si no era nada, ¿cómo pudo llegar a esto? Si se hubiera abordado bien desde el principio, esto no se habría desmadrado». Su mujer, Herminia Campuzano, se ha derrumbado ante el devenir de los acontecimientos. «Es una pena ver cómo se quema tu casa». El matriomonio llevaba 22 años residiendo en la segunda planta del edificio, que fue construido en 1889 y rehabilitado en el año 2000.
Además del tráfico, el suministro de gas y electricidad ha sido suspendido para garantizar la seguridad. Los establecimientos de los bajos comerciales están cerrados por seguridad y los efectivos de emergencia trabajan en el derribo de la fachada.