La cooperante cántabra Asunción Sáez ha contactado al fin con su familia, que no sabía nada de ella desde el terremoto de Ecuador
Asunción Sáez González está sana y salva. La enfermera cántabra de 67 años, cooperante en la ciudad ecuatoriana de Portoviejo, no había dado señales de vida desde que un terremoto de 7,8 grados asoló el país el sábado. Hoy por fin, a las 17.45 horas, el teléfono ha traído las noticias que toda la familia esperaba. Poco minutos después, una de sus cinco hermanas llamaba a este diario con un tono muy distinto al de esta mañana: “Asunción nos acaba de llamar. Quiero saltar de alegría, mi hermana está bien”, ha dicho la exdiputada del PSOE en Cantabria Purificación Sáez.“Nos ha dicho que las comunicaciones ya estaban mal antes del terremoto por los argayos que habían provocado las fuertes lluvias. En el albergue donde está trabajando apenas han sufrido daños, aunque dice que la ciudad está muy mal”.
La familia de Asunción Sáez González intentaba localizarla desde que se produjo el terremoto de Ecuador (el sábado a las 18.58 horas). Después de jubilarse, Asunción decidió viajar a Portoviejo, una de las ciudades más afectadas por el seísmo para trabajar de cooperante. Apenas llevaba un mes allí, en un albergue del padre Matías Mújica que gestionan las misioneras de la Divina Pastora, cuando ocurrió la catástrofe. “Desde entonces no ha habido manera de poder contactar con ella”, explicaba esta mañana su hermana Purificación Sáez.
La familia de Asunción había intentado contactar con los teléfonos (fijos y móviles) que conoce en Portoviejo, donde la Fiscalía contabiliza al menos 21 fallecidos entre los que no se encuentra la enfermera cántabra. Hasta ahora solo habían podido establecer contacto con los consulados españoles en Quito y Guayaquil, pero allí no sabían nada de Asunción. La misma respuesta que les ofrecían en los teléfonos de atención a familiares que ha puesto a disposición de los afectados el Ministerio de Exteriores.
“No hay información alguna. Sabemos que es una zona muy afectada por lo que dice la prensa. Ayer entendíamos que había mucho caos, pero cuando ya han pasado más de 24 horas sin saber nada, la espera se empieza a hacer larga”.
Asunción Sáez trabaja en un albergue anexo a un hospital especializado en pacientes oncológicos. Según explica su familia, los pacientes que van allí a tratarse no tienen siempre la posibilidad de volver a casa a diario, así que se quedan en el albergue del padre Matías Mújica con sus familias mientras dura el tratamiento.