El fuego estuvo a punto de propagarse por la estructura de madera del edificio, situado en La Marina
Fue un sonido extraño el que la sobresaltó, todavía no sabe muy bien por
qué. «Era una especie de crepitar», recordaba horas después la vecina
de Hondarribia que a las cuatro de la mañana de ayer se dio cuenta de
que algo malo estaba ocurriendo bajo sus pies. El local de la planta
baja estaba ardiendo. La mujer se apresuró a despertar a los cuatro
familiares que residen con ella en el piso, situado justo encima del
foco del fuego. Alcanzaron el rellano y llamaron a la puerta de la otra
vecina del inmueble, un edificio de dos plantas y entramado de madera
en la calle Madalen de Hondarribia, en el barrio de La Marina. Las seis
personas salieron a la calle. Desde allí pudieron ver cómo las llamas
devoraban la planta baja, un local de jóvenes que a esas horas se
hallaba vacío y que hace años había sido una carpintería.