Las autoridades rusas han evacuado este sábado
 a alrededor de 8.400 personas de la región de Extremo Oriente, azotadas
 por fuertes inundaciones en las últimas semanas, las peores en 120 
años, según ha confirmado el Ministerio de Defensa.
Más de 5.200 miembros de las fuerzas de seguridad, 941 vehículos 
militares, cerca de medio centenar de aviones y 40 botes motorizados 
participan en las labores de rescate.
La ministra de Sanidad rusa, Veronika Skvortsova, ha precisado que
 más de 37.000 personas requieren de asistencia médica en los cuatro 
hospitales de campaña instalados en las regiones afectadas. Otras 3.000 
se encuentran hospitalizados, con síntomas de estrés, heridas menores y 
enfermedades crónicas.
Por el momento, el desbordamiento del río Amur continúa y, en las 
últimas 24 horas, el nivel del agua ha subido 12 centímetros y supera 
los 782 centímetros, casi 200 más que el límite marcado como nivel 
crítico.
En este contexto, los servicios meteorológicos rusos prevén para 
los próximos tres días que el agua rebase la barrera de los 800 
centímetros.
 Las regiones más afectadas son Amur, la Región Autónoma Judía, así como 
los territorios de Jabarovsk y Primoriye, y las república siberiana de 
Yakutia. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, cifró el pasado martes 
en 30.000 millones de rublos (756 millones de euros) el coste de los 
daños causados por las riadas.
