El viento hace que el fuego iniciado en Caldas arrasa 350 hectáreas camino hacia Vilagarcía
Invierno seco, junio húmedo y verano caluroso han derivado en una compleja época de incendios en Galicia. Desde mediados de julio los focos más graves han ido saltando por la geografía gallega: el extremo oriental, la comarca de O Ribeiro, el sur de Ourense, la cuenca del Miño en Pontevedra... Ahora es el turno de las Rías Baixas.
En la tarde del jueves las llamas prendieron en los dos brazos de la ría de Arousa y avanzaron con la ayuda del intenso viento del nordés. Primero en el norte, en Boiro, con 250 hectáreas arrasadas hasta las 8:30 de esta mañana. Luego en el sur, en Caldas, con 350 hectáreas quemadas en el avance del fuego hacia Vilagarcía. Es aquí donde la situación es más compleja.
El terrible incendio forestal que se desató ayer por la tarde en el monte Xiabre se extendió con rapidez y virulencia, empujado por el viento y la gran cantidad de maleza existente en el monte arbolado que las llamas acabaron arrasando. La Consellería de Medio Rural estimaba a primera hora de la mañana que ya se habían quemado 350 hectáreas. También han llegado los primeros cálculos de pérdidas, de unos 10.000 euros en una chatarrería que quedó calcinada en el polígono de Pousadoiro.
Sucedió en los términos municipales de Vilagarcía y Caldas, precipitándose los acontecimientos en cuanto cayó la noche y convirtiéndose todo en algo así como un infierno a medida que avanzaba la madrugada.
Se ha activado la situación de alerta 2 por la cercanía de las llamas al núcleo de población de A Porteliña y también se ha solicitado la presencia de la Unión Militar de Emergencias (UME). Los efectivos del Ejército trabajan ya en la zona, y han tenido que proteger viviendas en O Vento, ya muy cerca del centro urbano de Vilagarcía.
Fue preciso desalojar viviendas en diferentes lugares. Algunos tan alejados del foco original como Rubiáns, donde el fuego apareció tras cruzar sin dificultad las carreteras.
Carreteras cortadas
Vías de circulación que tuvieron que ser cortadas mientras los vecinos de lugares como Castroagudín, Servicio Municipal de Emergencias, Protección Civil, Policía Local, Policía Nacional, Medio Rural y Guardia Civil hacían lo que buenamente podían para combatir el fuego. La Dirección General de Tráfico (DGT) informa de que se ha cortado la circulación en la VG-4.7 y en la PO-305.
Pero las llamas avanzaban descontroladas y se apreciaban desde el centro de la ciudad, donde numerosos ciudadanos pasaron buena parte de la noche asomados a ventanas y balcones.
Las explosiones
Todos, tanto los residentes cerca de las llamas como los más alejados, estaban asustados. Y más que lo estuvieron en cuanto empezaron a escuchar explosiones.
No sabían a qué se debían, de ahí que muchos pensaran en las naves del polígono industrial de O Pousadoiro. Pero lo que estaba sucediendo es que estaban explotando las bombonas de butano que se encontraban en una chatarrería que estaba siendo afectada por las llamas.
Tensión en aumento y animales evacuados
La tensión iba en aumento por momentos. Especialmente entre los ciudadanos que vieron el fuego más cerca de sus fincas y casas.
Algunos tuvieron que trasladar sus caballos y otros animales a un lugar seguro. Otros se ayudaban como podían y, con mangueras, motocultores, cubos, ramas o lo que tuvieran a mano intentaban colaborar con los servicios de extinción.
Y algo parecido estaba sucediendo en la sierra de O Barbanza, de ahí que, a pesar de la oscuridad de la noche, pudiera apreciarse que la ría de Arousa estaba cubierta de un preocupante manto rojo, como era el formado por espesa humareda iluminada por las llamas.
Unas llamas apreciables tanto en la orilla norte, la barbanzana (A Coruña), como en la costa sur arousana, correspondiente a la comarca pontevedresa de O Salnés.
Hoy, cuando abra el día, será el momento de seguir luchando contra esos fuegos, intentar controlarlos y hacer balance. Aunque visto lo visto durante la madrugada, todo parece indicar que será un balance tan triste como preocupante.