Un grave incendio desatado en el departamento de Gironda (Francia), y que ha alcanzado Las Landas, ha calcinado, hasta el momento, 6200 hectáreas -tras las más de 20.000 que ardieron en julio en la misma zona- y 10 000 personas han tenido que ser evacuadas.
5000 hectáreas han ardido en una sola noche y hay cerca de una veintena de casas calcinadas.
Además, ha obligado a prohibir el paso de camiones desde la muga y a cortar totalmente la autopista A-63 (Irun-Burdeos) desde la la salida 9 (Saint Geours de Maremne). Sin embargo, el paso por la muga a través de la AP-8 para vehículos pesados ha estado abierto durante la noche (desde las 21:30 de ayer hasta las 07:00 de hoy).
El corte de la muga para vehículos pesados genera ya retenciones de más de cinco kilómetros en sentido Hendaia.
Muchos de los afectados por este incendio ya fueron evacuados en julio pasado por otro importante fuego que se declaró en la región y que acabó arrasando 13.000 hectáreas.
El incendio está ya a menos 200 kilómetros del paso fronterizo de Biriatu.
Frente a la violencia de las llamas, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha anunciado un refuerzo de los medios para combatir las llamas. A través de un mensaje en la red social Twitter ha asegurado que más de 1.000 bomberos, nueve aviones y dos helicópteros combatirán ese fuego.
Darmanin ha indicado que el fuego empezó con varios focos simultáneos, lo que hace sospechar que se trata de un incendio provocado.
"La prioridad es salvar vidas humanas", ha indicado el prefecto delegado de Gironda, Martin Guespereau, que ha asegurado que la jornada se presenta "muy complicada" a causa de las elevadas temperaturas, en torno a los 40 ºC, y del viento.
La ola de incendios que afecta a Francia en estos momentos, con varios focos que han arrasado miles de hectáreas en las últimas horas, ha llevado al Gobierno francés a hacer un llamamiento para que bomberos voluntarios se sumen también al combate contra las llamas, en el que participan miles de profesionales.
Hay importantes fuegos en los departamentos de Isère, Drôme y Aveyron, en el sureste, pero también en el de Marne-et-Loire, en el noroeste de Francia, donde el viento y las elevadas temperaturas están dificultando las labores de extinción.
