Poco después de las seis de la tarde, cuando habían transcurrido 24 horas desde que se diera la voz de alarma, el dispostivo de salvamento ha localizado el cadáver
A las 18.15, cuando habían transcurrido 24 horas desde que se diera la voz de alarma, Arsa, uno de los perros de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil ha encontrado el cuerpo sin vida del vecino desaparecido ayer en la ría de Mogro. El labrador negro se convirtió en el protagonista de la trágica jornada después de que, cuando iba a bordo de una de las neumáticas de los GEAS, a la altura del embarcadero del pueblo del Sol (Miengo), «se activara», según fuentes de la Guardia Civil. Fue entonces cuando los distintos dispositivos que durante todo el día han estado participando en las tareas de búsqueda se concentraron en la zona. Finlamente, han sido dos buzos de los GEAS los que localizaron el cadáver del vecino de Boo de Piélagos desaparecido el sábado cuando trataba de cruzar a nado la ría de Mogro.
Casi 24 horas después de que se diera la voz de alarma por parte de un pescador, vecino de Mogro, los trabajos de búsqueda por parte de efectivos de la Guardia Civil, el 112, Cruz Roja, Policía Local y Salvamento Marítimo no han cesado. Por ello, todos mostraron su satisfacción (a la vez que tristeza por la situación) por la labor bien cumplida. También hubo palabras ánimo y caricias para el labrador, el héroe de la tarde.
Acaba así una trágica aventura que había comenzado 24 horas antes cuando el ahogado, en compañía de un amigo, decidió cruzar a nado la ría hasta la zona de Liencres. Al conocerse la noticia de la aparición del cuerpo sin vida del bañista, la esperanza de localizar al hombre vivo entre el enorme dispositivo que desde la tarde del sábado se ha implicado en la búsqueda se desvaneció.
Desde ayer por la noche, y desde un Puesto de Mando Avanzado instalado en el paseo marítimo de la playa, se coordinaban los trabajos en los que han participado efectivos de Cruz Roja, el helicóptero del Gobierno de Cantabria, el 112 y sanitarios del 061. En total, 68 efectivos han ido rotando en la búsqueda, coordinados por la Guardia Civil.
Manuel González, teniente de alcalde de Miengo, que ha seguido las labores de búsqueda desde el primer momento, lamentaba el trágico desenlace: «Es una pena, en toda la temporada no ha habido ningún incidente grave», aseguraba.
«Agotó sus fuerzas antes de llegar y se ahogó»
El suceso se produjo sobre las cinco y media de ayer cuando el fallecido intentaba cruzar a la otra orilla, una lengua de dunas perteneciente a la playa de Valdearenas, de Liencres. Todo indica que «agotó sus fuerzas antes de llegar y se ahogó». Asía lo contaba ayer a este periódico Levgenii Leinov, un vecino de Mogro que suele bajar a pescar al arenal de Usil, una playa tranquila y familiar en la que es común ver a gente cruzando la ría en tablas de pádel surf.
Leinov explicó que estaba con sus cañas, disfrutando de la tarde, «cuando, hacia las cinco de la tarde, vi una cabeza en el agua que subía y bajaba, a unos treinta metros de mí (de una orilla a otra habrá unos 300 metros). Al principio no me extrañó mucho porque aquí es muy habitual que todos los días que hace bueno la gente cruce la ría. Lo difícil es hacerlo cuando la marea está subiendo, porque te arrastra hacia la desembocadura y a mar abierto. Hay personas que para coger aliento, hace como hacía él: se para y coge aire».
Segundos después, al ver que al nadador se lo estaba llevando la corriente, Leinov se alertó. «Miré mis cañas, para advertirle de que se podía llevar los sedales por delante, y, de repente, ya no estaba. Había desaparecido. Me tiré al agua, pero es muy fácil desorientarte respecto al punto en el que lo vi por última vez. No tuve ningún éxito y fui corriendo a avisar a los socorristas. Es muy duro, pero es que hay gente que no es nada prudente», relataba el pescador poco después de perder de vista al fallecido mientras el dispositivo de búsqueda se ponía en marcha.
Pedro Hernández, uno de los socorristas de la playa de Usil, se ha enfrentado por primera vez a una situación como esta. Cuenta que, nada más le dio la voz de alarma el pescador, «pusimos el protocolo en marcha y llamamos al 112».
Estaba con un amigo
Hernández también explicó a este periódico que mientras se activaba el protocolo apareció el compañero del desaparecido. «Nos contó que la idea de los dos era cruzar la ría a nado, pero que él, al poco de meterse en el agua, vio que no iba a ser una tarea fácil y decidió darse la vuelta y salir a tierra firme. Nos contó que su amigo, el que se había quedado en el agua, tenía 45 años y poco más, porque tenía mucha prisa por irse a su casa».
Durante toda la tarde, hasta que la falta de luz obligó a abandonar, distintas patrullas de la Guardia Civil se repartieron por todo el litoral mientras sobrevolando la zona el helicóptero del Gobierno de Cantabria. Hoy, desde primera hora la maquinaria estaba en marcha y la incorporación de los buzos ha resultado crucial. Han sido ellos, con la ayuda de Arsa.