Los medios de extinción luchan contra un fuego que lleva miles de hectáreas calcinadas en el Parque de Arribes
"¡Era un infierno!". Es la definición empleada por Corina Barrueco, convencida de que las llamas abrasarían la panadería de Fermoselle cuando el fuego, todavía más que vivo ayer, cercó la fábrica. Llegó a tal grado de tensión que, según expresa, hasta agredió a un guardia civil en el momento en que procedieron al desalojo por el evidente peligro de que el incendio devorara el establecimiento. "Quiero verle para pedirle perdón" manifestaba la mujer del dueño de la panadería Roberto Díez, un joven incapaz de articular palabra por el estado de nervios en que pasó toda la noche. La madre del panadero, Laura Díez, lloraba a lágrima viva todavía aturdida por los hechos, y las lágrimas también salían de los ojos de su marido Trinidad Díez, que mostraba cómo el fuego llegó hasta la caldera de combustible. Solo la lucha denodada de "dos vecinos con huevos" y del personal contraincendios salvaron el negocio. Quienes ayer iban a comprar el pan y los dulces lo primero que hacían era consolar a la familia.Es una de las familias que no pegaron ojo en toda la noche en Fermoselle ni en Pinilla de Fermoselle, otro pueblo cercado por el incendio y, en este caso, sumido en la perdición. "Nos han dejado arruinados" balbucía Tránsito Magarzo, que junto con su marido Lorenzo Piriz vienen del huerto de recoger un caldero de "pimientos asados". Y es que en este enclave arribeño solo el casco urbano y un pequeño cerco de huertos y fincas se salvaron de la quema. "Lo que nos sucedió no es pagado con dinero" señala. Armando Bartolomé también apuntaba a manzanas y de melocotones chamuscados por el mencionado "infierno" en un cuidado huerto.
Muchas personas de la villa de Fermoselle y de Pinilla mostraban ayer los ojos enrojecidas por causa del insomnio, del humo tragado y del furor que mordía sus adentros. Cinco llamas iniciales terminaron por formar un solo incendio de unas dimensiones descomunales que calcinaron parte del corazón zamorano del Parque Natural Arribes del Duero y de la Reserva de la Biosfera, declarado para vender al mundo un paisaje de ensueño y lleno de atractivos turísticos.
Gran parte del cañón del Tormes y todo el cañón del Duero zamorano, desde Fermoselle hasta la raya Mámoles, casi una veintena de 13 kilómetros, fueron carbonizados en el avance de un incendio temerario, que también se llevó por delante una extensa superficie interior. Nadie se aventura a dar cifras de las hectáreas quemadas por la magnitud de lo consumido, pero solo en Fermoselle afirman que se acerca a la mitad, más prácticamente todo Pinilla, parte de Fornillos de Fermoselle y la vertiente portuguesa. "Miles de hectáreas" es la cifra que estiman a vuela pluma.
"Hay nervios en la población" expresa un representante de la peña El Pulijón, que varias veces durante la noche se asomó a la ventana de la habitación por temor a que el fuego volviera al pueblo por las fuertes rachas de viento que soplaban a veces.
"Esto es obra de una mente criminal" señalan en la guardería medioambiental, que subrayan las condiciones "de extrema sequía, de aire y de difícil orografía" para justificar que el fuego marchara en ocasiones "a una velocidad de vértigo".
"Nos han querido quemar vivos" manifestó la edil popular Angelines Domínguez, para quien lo primero de todo es controlar y dar normalidad a la situación. "Han querido quemar el pueblo" es la expresión utilizada por Alejandro Fermoselle Berdión, todavía en fase convaleciente y que ha dejado la Alcaldía en manos de Manuel Moya, quien indica que "es una infinita maldad" lo ocasionado por el pirómano o autores del desastre. "Dantesco" es el término utilizado por Teresa Peños, con una lujosa vivienda situada a la vera de la zona quemada, y que se salvó por centímetros. Al otro lado de la calle todo lo que permanece es un campo requemado, con unas viejas construcciones en pie inservibles hasta para los murciélagos.
Entre el operativo contraincendios estaban tres voluntarios madrileños, que formaban su propio retén con medios propios, y que van de gran fuego en gran fuego: Portugal, Encinedo y ahora Fermoselle. Es pagado por el empresario de un vivero madrileño. El botánico Álvaro Hernández critica la falta de un Plan Forestal nacional y califica de "joya botánica" el cañón del Tormes ahora calcinado. Afirma que se emplea mucho dinero en el operativo pero, sin embargo, "hay pocos medios de acción de ataque" cercanos. "La UME tiene unos medios impresionantes, pero llega horas después de iniciarse el incendio y se encuentra con caminos inaccesibles". Hernández viene acompañado por Gregorio García y Manuel Hernández y llevan en su cuerpo todo el rastro de una noche entre llamas.
Lo abrasado por las llamas en la Reserva de la Biosfera y Parque Natural Arribes del Duero, de forma fulminante y ardiente, es todo un patrimonio natural y vegetal formado por miles de encinas centenarias, pero también de miles de jimbros, de frutales y, aunque los viñedos cultivados en las zonas afectadas mostraban como una especie de consideración, la verdad es que "en tres o cuatro hileras lindantes al paso de las llamas el fruto será nulo".
Entre lo fundido por el fuego está el tendido telefónico de Pinilla de Fermoselle, parte de cuyos postes y cableado permanece en el suelo. "Es lo de menos" afirma un vecino de este núcleo, cuyos habitantes fueron concentrados anteanoche en la plaza de la iglesia, desde donde seguían la evolución de las llamas con pavor. "Estos ha sido un desastre de Dios padre. Al que lo hizo le tenían que meter en la cárcel porque ha sido horrible y no damos crédito. Aquí todas las grandes encinas tienen nombre y las que la rodean tiene apellido. Las conocemos como mata de tal o cual" afirma José Luis Piriz, que contempla el negro panorama desde el Mirador del Cura, convertido en la atalaya de numerosas personas. El vecino José Vicente, añade que "cuando vi que el fuego llegaba a Las Llagonas, de Fermoselle, dije que no lo detenían". Destacan que "en media hora cruzó el término". Para resaltar el estado que existía entre los reunidos en la plaza reparan en que "a las dos de la mañana los ardían los móviles porque nos llamaban de todas partes: hasta de Estados Unidos". "Era algo temeroso. Veíamos el fuego saltar de escoba en escoba y de árbol en árbol. A todos los que tiene más de 65 años les han arruinado la vejez" añaden.
Los casi doscientos residentes del centro Conchita Regojo, de Fermoselle, regresaron de nuevo a su hogar hacia las doce de anteanoche, después de haber sido desalojados en una operación dirigida por Cruz Roja pero en la que colaboraron los vecinos y hasta la empresa responsable de las ambulancias destinadas al Festival Taurino. Fue suspendido al no poder cruzar el cordón impuesto en la carretera, y que impidió el pasa a médicos, toreros y hasta el camión que recoge a los toros sacrificados. Algunos familiares optaron por llevar a sus madres o madres de nuevo a sus casas.
Sobre los motivos de prender fuego no hay más hipótesis que la intencionalidad. Unos consideran que la razón del demente "era fastidiar las fiestas patronales de San Agustín". Otro malestares en el aprovechamiento cinegético. Otros lo achacaban a la acción de un trastornado. Las investigaciones, si llegan a buen puerto, desvelarán al autor.
Siendo muchas las alabanzas al comportamiento y a la entrega del operativo destinado a sofocar el atropellante incendio y a la aportación de la ciudadanía, no faltan sin embargo las críticas, con especial calado sobre la significación de un espacio protegido declarado Parque Natural, y ahora con la vitola, además, de Reserva de la Biosfera. Esto es una consecuencia del "no toques, no hagas, que de eso me encargo yo", en referencia a la Administración, expresaba un fermosellano.
"El abandono" es una sensación generalizada de los habitantes.
El portavoz socialista en el Ayuntamiento, Miguel Ángel Prieto, asegura que "el Parque y la Reserva de la Biosfera de momento nos ha traído perjuicio. Hay que hacer caminos, desbroces, cortafuegos. Hay que hacer inversión si quieren un espacio protegido. Es una suerte que esto ocurriera con el pueblo lleno de gente, que participó activamente, si no esto es un desastre. Se ha visto que no hay bocas suficientes bocas de riego, que hay mangueras picadas, que no hay operarios que sepan utilizarlas. Los que quieran Parque y Biosfera que inviertan. Si el PSOE sale adelante pediremos la salida del Parque u otras condiciones muy diferentes". Prieto considera que "es el momento oportuno para que se haga la concentración parcelaria".
El representante de Ciudadanos, José Antonio de la Torre, con solo unas cabezadas de dormida encima, con los ojos enrojecidos y la camisa como un minero, alude a que hace unos días remitió un escrito al Ayuntamiento de Fermoselle para que, junto con Junta, Diputación, Confederación Hidrográfica del Duero "hicieran caminos hasta los ríos para eliminar factores de riesgo ante posibles incendios forestales que destruirían toda la masa forestal". La respuesta es que "se han de adoptar las medidas impuestas por la legislación vigente para la prevención de incendios forestales". Ciudadanos pedirá ayudas económicas.
Quienes siguieron de cerca la evolución del incendio, que ayer estaba al filo del alcornocal de Fornillos, critican que los medios aéreos llegaron con varias horas de retraso.