Eran aproximadamente las ocho de la tarde y el mercadillo de Navidad del popular Kudamm berlinés, en una de las principales zonas comerciales de la capital alemana, disfrutaba de su hora punta del día. El camión con matrícula polaca, que circulaba por la Budapesterstrasse, aceleró antes de embestir contra la multitud que transitaba por la amplia acera, causando 12 muertos y 48 heridos.
La multitud se dispersó entre carreras y gritos refugiándose en las instalaciones del centro comercial Bikini Berlín y algunos viandantes aterrorizados irrumpieron incluso en las salas del cine Zoo Palast, huyendo despavoridas. El mercadilllo de Navidad cuenta con vigilancia policial durante las veinticuatro horas del día, por lo que desde el primer momento hubo agentes de policía tratando de ordenar el caos. El acompañante del conductor, de nacionalidad polaca, fue encontrado muerto en la cabina mientras el responsable de los atropellos salió del vehículo y emprendió la huida, pero tras varios cientos de metros a la carrera fue alcanzado por los policías y detenido.
La Fiscalía General ha afirmado que el ataque perpetrado ayer fue un atentado terrorista, confirmando las primeras insinuaciones en ese sentido de la policía alemana, que poco antes había explicado que el vehículo «fue conducido deliberadamente hacia la multitud».
Entre otros elementos está la identidad del detenido, del que varios medios han informado de forma coincidente que se trata de un paquistaní de 23 años que llegó en febrero de este año a Alemania como peticionario de asilo, y que se llama Naved B. Al parecer, era conocido por la Policía por delitos menores. Precisamente, las fuerzas del orden realizan en estos momentos varias operaciones en Berlín, como en el aeropuerto de Tempelhof, usado actualmente como centro temporal de acogida para refugiados.
Su arresto, según ha informado «Die Welt», se produjo gracias a un testigo que, tras ver como se bajaba del camión y se daba a la fuga tras atropellar a decenas de personas, le siguió. El testigo alertó a la Policía y estuvo hablando por teléfono con el servicio de emergencias mientras perseguía al sospechoso hasta el Tiergarten, el zoo de Berlín, en cuyas inmediaciones fue finalmente detenido.
Vehículo robado
El camión fue robado ayer mismo y parece ser que tenía una matrícula falsa. Fue sustraído, presuntamente, en una obra en Polonia e iba cargado con vigas de acero. La Policía se puso en contacto con el propietario del vehículo, Ariel Zurawsk, que confirmó que le habían robado el camión. Pero los investigadores descartaron la implicación del dueño en el ataque.«Se llevó por delante varios puestos de artesanías y terminó empotrado contra la pared del fondo. La vendedora de los adornos navideños de madera quedó debajo de las ruedas. No pudimos hacer nada», relataba una testigo, Emma Rushton, a la cadena alemana de televisión N-tv. Los bomberos llegaron de inmediato y lograron sofocar el incendio de varios de los puestos y de una parte del camión. «La gente gritaba, un herido pedía ayuda pero hablaba francés y no le entendíamos. Parecía estar buscando a alguien», relataban los testigos.
A última hora de la noche, el propietario del camión concedía una entrevista a la cadena de televisión polaca TVN24 en la que relataba que había prestado el camión a su primo y que había hablado por teléfono con él por última vez a mediodía, a partir de ese momento no volvió a saber nada de él. La Policía ha confirmado de madrugada que no conducía en el momento del ataque y que el conductor le habría asesinado antes de la embestida.
No fue una sorpresa
Para las fuerzas de seguridad alemanas el ataque no llegaba por sorpresa y según un portavoz policial confirmaba a «Der Spiegel», desde el primer momento trabajaron sobre la hipótesis de un atentado terrorista, aunque no se ha descartado que pueda tratarse también de un accidente.Sobre Berlín pesaba una alerta terrorista durante las semanas de Adviento y las fechas navideñas, pero las autoridades habían recomendado a los berlineses hacer vida normal. Anoche, sin embargo, la recomendación a la población era permanecer en sus casas y seguir las instrucciones que se fuesen comunicando a través de los medios y de las redes sociales.
Angela Merkel convocó un gabinete de crisis apenas se conocía la cifra de víctimas a la que convocó a Thomas de Maiziere, y a la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, además del portavoz, Steffen Seibert.
El hospital Charité adoptó el protocolo de catástrofe y a él fueron trasladados los heridos. Inmediatamente después de los atropellos, el tráfico fue cerrado en un área de un kilómetro a la redonda. El alcalde de Berlín, Michael Müller, aseguraba que «la situación está bajo control» y la Policía confirmó que no se estaba persiguiendo a más sospechosos. Fuerzas especiales y del cuerpo antiterrorista se desplegaron por la ciudad para prevenir otros ataques, según «Bild Zeitung». La Policía puso a disposición de familiares un teléfono de atención en el que pueden informar sobre su estado y pedir información. Cerca de las once de la noche, el fiscal general Peter Frank confirmó que se hacía cargo del caso,
«Sabíamos que tarde o temprano pasaría, llevábamos tiempo esperando algo así en Berlín, porque sabíamos que era objetivo terrorista, pero aún así queda una sensación de vulnerabilidad», decía un testigo ocular. «Estamos encerrados en casa, se escuchan sirenas de policía en la calle y no sabemos qué va a pasar», relataba a ABC la española María Eugenia González.